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Juguetes de almendra para cuidar el planeta

El fruto seco mejora la pasta base de los plásticos, según un estudio del Instituto del Juguete

Juguetes de almendra para cuidar el planeta
Juguetes de almendra para cuidar el planetaCincoDías

Con una cáscara de nuez los abuelos han construido durante años esos barquitos que hacían navegar para entretener a sus nietos. Con las cáscaras de las almendras de la provincia de Alicante, el Instituto Tecnológico del Juguete (AJUI) ha desarrollado un proceso para fabricar juguetes parcialmente biodegradables. Al alcance de cualquier productor, el método consiste en mezclar y procesar -mediante extrusión e inyección, las fórmulas tradicionales- una parte de compuestos de plástico con otra de desechos molidos de almendra .

Reconocida por sus propiedades nutritivas -con más calcio que la leche, más hierro que la carne y más fósforo que el huevo- la almendra contiene además un alto porcentaje de fibra, que aporta resistencia al producto al combinarlo con el plástico. Resistencia y perfil ecológico, al rebajar la cantidad de plastisol (PVC blandillo) y sustituirlo por un recurso renovable como la cáscara de almendra, que no deja residuos tóxicos y se descompone fácil. Y, lo que es más, incorporar almendra a la pasta abarata el proceso. Cantan las cifras. La cáscara de almendra, de la que España produce alrededor de 150.000 toneladas anuales, es seis veces más barato que el polietureno, alma máter de este producto. De los 0,20 euros por kilogramo del primero a los 1,20 euros del segundo.

Hace años que parte de las estufas alicantinas se alimentan de las sobras de este fruto seco. Y, en la actualidad, la cáscara de almendra está presente en cosméticos, abonos y piensos animales. Pero a nadie antes se le ocurrió mezclarla con plástico. En juguetes. Ahora, si en un futuro se consigue comercializar la pasta, 'las cáscaras de almendra pasarían a aplicarse también al principal motor de la economía alicantina', anhela Ana Ibáñez, responsable del proyecto en AJUI. Se refiere a la industria juguetera.

Con este método, el pluricloruro de vinilo deja de ser el principal componente del plástico que dará vida al objeto. 'La cantidad rebajada', explica Ibáñez, 'dependerá de la dureza que queramos conferir al juguete'. Con un 45% de cáscara de almendra molida como máximo. Según resistencias, la pasta contendrá entre un 5% y un 20% de cáscara si se busca obtener un material flexible, de un 15% a un 20% en los semirrígidos y de 35% a 45% para los más rígidos.

De apariencia similar a la madera y cierta tonalidad tirando a chocolate, esta pasta fría a base de almendras es mucho más manejable y flexible que el material que sustituye. Así, el abanico de diseños posibles y la variedad de productos se amplía: objetos de decoración, revestimientos de automóviles, cerámicas...

También gracias a esa elasticidad, el proceso de fabricación se acorta y, al replicar el método tradicional, 'las empresas no se ven obligadas a cambiar de maquinaria', resalta Ibáñez. Sin embargo, los juguetes a base de cáscara de almendra, aunque resistentes, son susceptibles de quebrarse si sufren un golpe intenso.

Antes que Ana Ibáñez y su equipo dieran con esta fórmula a finales del pasado año, la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) consiguió fundir cáscara de almendra y PVC. Sensibilizado por la caída de la cotización del fruto seco, José Enrique Crespo, profesor de la UPV, logró generar en 2006 una pasta que también aparentaba madera.

Pero, pese al interés, ninguno de estos dos proyectos tiene pretendiente por ahora en el sector juguetero.

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