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Acuerdo

La UE y EE UU aumentarán la competencia del sector áereo

Negocian desde hoy otro acuerdo transatlántico

La Unión Europea y EE UU comenzarán hoy en Eslovenia las negociaciones de un nuevo acuerdo de liberalización del mercado aéreo transatlántico con el objetivo declarado de aumentar la competencia en el sector.

Las dos partes esperan cerrar el nuevo pacto de cielos abiertos antes de 2011. Bruselas aspira a que a partir de entonces EE UU renuncie a las limitaciones que impone a los inversores extranjeros en su mercado aéreo.

Washington quiere aprovechar la negociación para que la UE relaje sus normas sobre ruido de los aviones y renuncie a adoptar nuevas normas sobre su nivel de emisiones de CO2.

El acuerdo completaría el alcanzado hace un año y que entró en vigor el pasado 30 de marzo. Desde entonces, las líneas aéreas europeas y estadounidenses pueden cruzar el Atlántico partiendo desde cualquier aeropuerto de una u otra orilla. Anteriormente, desde cada país europeo sólo podían volar hacia EE UU las llamadas líneas de bandera nacional, un concepto que desapareció con la integración del mercado europeo.

'Algunos describen ese acuerdo como algo modesto, el equivalente en términos culinarios a hervir un huevo', señaló el martes en Dublín el negociador estadounidense John R. Byerly, subsecretario de Estado de Transportes. 'Más bien creo que merece dos estrellas Michelín, sino tres'.

Byerly cree que gracias a ese acuerdo se ha producido en el aeropuerto londinense de Heathrow, de dónde sólo podían despegar hacia EE UU cuatro compañías, 'una apertura del mercado sin precedentes en la historia de la aviación'.

Y en la enumeración de nuevos servicios y rutas que han surgido en sólo dos meses señaló los nuevos vuelos con código compartido desde EE UU hacia España y Grecia.

Las dos partes saben, sin embargo, que el primer acuerdo de cielos abiertos se quedó corto por culpa de la negativa del Congreso estadounidense a aceptar una liberalización mayor.

La UE quiere que ahora EE UU renuncie a la limitación en el derecho de voto (al 25%) de los accionistas extranjeros en las compañías estadounidenses. Y advierte que si no hay avances en ese terreno, puede anular las ventajas concedidas a EE UU en el marco del pacto de cielos abiertos del año pasado.

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