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Tribuna
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El tráfico marítimo, negocio natural en España

España ocupa una posición geoestratégica privilegiada que la convierte en una de las naciones con mejores oportunidades para despuntar en el transporte marítimo mundial, afirma el autor, que examina las ventajas del tráfico marítimo sobre otras modalidades de transporte

España ocupa una localización geoestratégica afortunada en el mapamundi. Su posición de privilegio, entre Europa y África y entre Europa y América, nos convierte en una de las naciones con mejores oportunidades para despuntar en el transporte marítimo mundial, una actividad que mueve más de 7.000 millones de toneladas al año y que el fenómeno de la globalización ha convertido en pieza clave sobre la que pivota el desarrollo del comercio internacional.

Las ventajas del tráfico marítimo sobre otras modalidades de transporte, tanto desde el punto de vista económico como en los capítulos de la seguridad, de la energía o del medio ambiente, son, por añadidura, un acicate para apostar sin reservas por esta actividad.

El transporte por mar es el de menor consumo energético y el menos contaminante

Desde una óptica economicista, hay que destacar la eficiencia productiva de este negocio, que no sólo es el más barato de todos los transportes, sino que las tasas de crecimiento de sus costes son, asimismo, muy bajas: mientras el flete del crudo de petróleo o del carbón apenas se duplicó entre 1960 y 1990, por ejemplo, el precio del pan o el de un sello de correos se multiplicó por 17 y el del tren por 4,5 en ese mismo periodo.

El 80% de las importaciones y el 50% de las exportaciones españolas se hacen por vía marítima

En materia de seguridad, las estadísticas señalan que la mortalidad por accidente del transporte terrestre es 70 veces superior a la del marítimo, y que la del ferrocarril es también muy superior, en este caso unas 30 veces mayor.

A ello hay que añadir otros ingredientes que están adquiriendo cada día más relevancia, especialmente los menores costes energéticos del transporte por mar -sin duda alguna, el medio de transporte energéticamente más eficiente- y los reducidos índices de emisión de contaminantes y de gases de efecto invernadero de los buques.

Como lo es la obligada adecuación de los puertos, tanto al compás de la evolución del tráfico y de los buques, como en su necesaria adaptación a los requerimientos del desarrollo del comercio. En este aspecto, ha sido muy positiva la respuesta de los puertos españoles al reto planteado en los últimos tiempos por el intenso crecimiento de las transacciones comerciales -el 80% de las importaciones y el 50% de las exportaciones españolas se hacen a través de los puertos-, y de la actividad de los transportistas, que por medio del transporte marítimo de corta distancia (short sea shipping) y las autopistas del mar van descubriendo la cantidad de kilómetros que se ahorran utilizando la vía marítima en muchos itinerarios europeos.

Mención aparte merece el reciente auge del negocio de los cruceros turísticos, cuya recalada en nuestros puertos es una de sus mejores opciones, tanto por la razón apuntada de la privilegiada situación geoestratégica de España como por la inmejorable oferta de infraestructuras turísticas de nuestro país.

Un hecho particularmente relevante para nuestro país es la escalada de posiciones en el índice de conectividad marítima (Liner Shipping Connecitivity Index) que elabora la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) desde el año 2004, índice que pretende reflejar la disponibilidad de medios y el grado de adaptación de cada país de cara al desarrollo del comercio internacional marítimo. España ha pasado del decimoquinto lugar en 2004 al undécimo en 2007, habiendo mejorado su puntuación en un 31%, lo que le ha permitido adelantar a países industriales y marítimos, como Francia, Japón e Italia.

Ahora bien, en el marco de la moderna, eficiente y muy competitiva flota operada por navieros europeos -la Unión Europea más Noruega operan el 42% de la flota mercante mundial y el 56% de la de buques portacontenedores, con una edad media de los buques de 13,9 años, muy inferior a los 17,4 de la flota mundial-, la actividad naviera dispone de un gran potencial de crecimiento en España, ya que en relación con el PIB y con el comercio marítimo nacional, la flota operada por navieras españolas es todavía muy inferior a la de la mayoría de los países marítimos europeos.

Gerardo Polo Sánchez. Catedrático de Explotación del Buque en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de la Universidad Politécnica de Madrid

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