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Crónica de Manhattan

El camino hacia adelante

Mañana toca votar a West Virginia. Apenas 39 delegados en juego para los demócratas. Si. La campaña sigue adelante. De hecho, hasta el 3 de junio no terminarán de votar todos los americanos. Incluso Puerto Rico, que no puede elegir al presidente, decidirá a quien quiere como candidato demócrata el 1 de junio.

Es posible que Hillary Clinton gane el martes y en Kentucky el día 20, pero todo parece indicar que estas primarias las perdió el pasado martes al imponerse por muy escaso margen en Indiana y perder estrepitosamente en Carolina d el Norte. Su 'oponente', que es como le gusta llamar a Barack Obama, fue el protagonista de la portada de la revista Time esta semana con el titular Y el ganador es.... Matemáticamente es casi imposible que Clinton gane y ya no se habla de otra cosa que su retirada.

John McCain, el candidato republicano, lleva semanas contando con tener a Obama enfrente y desde el martes ambos han fijado la vista en la yugular del contrario.

McCain ha atacado la juventud e inexperiencia del senador. Obama no lleva ni una legislatura de Senado entera cuando a los 46 años ha saltado al ruedo de la batalla presidencial. El candidato republicano tiene 72 años, ha sido senador desde 1987 y Obama ha dicho de él que parece desorientado.

Si las cosas siguen tal y como ya se dan por sentadas, no será la primera vez que se oigan estas acusaciones cruzadas sobre la edad de cada uno de los dos aspirantes a la Casa Blanca.

Pero los candidatos a esta residencia tienen ante si una tarea que va a requerir de ellos algo más serio que este tipo de retórica que puede calentar audiencias pero no darles soluciones.

La economía es la primera preocupación del votante y aunque estos días empiezan a llegar los cheques con 600 dólares de devolución fiscal por contribuyente, es de prever que la economía no ceda protagonismo.

En este sentido, el candidato republicano tiene la desventaja de no tener mucho recursos. Por asombroso que parezca, el propio McCain ha reconocido que la economía no es su fuerte. Tiene un asesor de prestigio, el exdirector de la Oficina Presupuestaria del Congreso, Douglas Holtz-Eakin, pero hasta ahora no ha hecho una propuesta que no sea distinta de lo que ha hecho ya George Bush.

McCain, que se opuso a los recortes de impuestos de Bush, los apoya ahora, ha dejado de hablar de reequilibrar el presupuesto y ha propuesto una reforma del sistema de salud cara para el Estado por las ayudas fiscales para que las familias tengan acceso a un seguro y se libere a las empresas de ofrecerlo. El servicio universal no es su objetivo.

McCain no ha impresionado a muchos economistas mientras que Obama tiene el favor o, al menos, el beneficio de la duda de Nobel como Joe Stiglitz y (sorprendentemente) Edmund Phelps. El respetado ex presidente de la Fed, Paul Volcker, cuya talla sigue creciendo, también se decanta por el senador de Illinois, que eliminará la mayoría de los recortes fiscales de Bush y los que no ayuden a la clase media, quiere revisar acuerdos comerciales y abaratar la sanidad.

Si, la campaña sigue adelante, pero el camino que se tiene por delante ya ha cambiado. Pese a que Obama vive un momento dulce y es más fuerte en su programa económico, no debe dar por sentado nada en una campaña que para él empieza con la obligación de unir a su partido tras unas fratricidas primarias.

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