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CincoSentidos

Moneo: 'La piedra es la historia de la arquitectura'

'La piedra natural ha sido y es el mejor de los soportes para la expresión estética, por lo que la historia de arquitectura es, en esencia, la historia de la arquitectura en piedra'. Con estas palabras, el arquitecto Rafael Moneo, puso de manifiesto el viernes, en el segundo Congreso Internacional de la Piedra en la Arquitectura, el importante papel de este material auxiliar desde los orígenes de la construcción hasta hoy.

Moneo, premio Pritzker en 1996, ha utilizado este material en edificios como el Ayuntamiento de Murcia, el Archivo del Reino de Navarra o la ampliación del Banco de España. Su colega británico David Chipperfield opinó en el mismo foro que 'en el debate arquitectónico actual el uso de la piedra natural vive un momento crítico'. Propuso, además, 'emplear la piedra hasta convertirla en la esencia del edificio, más allá de su uso como soporte y superficie'.

El congreso se celebró dentro del marco de la feria Piedra 08, que concluye este fin de semana en Ifema. También el viernes se premió a la arquitectura hecha con este material. El Estudio Picado de Blas, de Rubén Picado y María José de Blas, se llevaron el galardón anual por el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial (Madrid).

El teatro, terminado en 2006, está chapado con 15.000 metros cuadrados de paneles de tres centímetros de granito gallego, ya que se encuentra en el entorno del Monasterio de El Escorial. Por eso Patrimonio Nacional obligó a que el proyecto ganador del concurso mantuviera un respeto con los materiales.

El estudio buscó el granito más parecido al del monasterio. Pero eso no fue lo más difícil. 'Hacer un teatro es de lo más complejo para un arquitecto', reconoce Picado. La obra duró cinco años, tres para el edificio y dos para la parte escénica, que incluye una caja de 35 metros de altura. 'Construirlo ha sido como una ópera -asegura- ya que están involucradas muchas personas y siempre hay muchas interferencias políticas'.

El auditorio se hizo horadando sobre un firme granítico. Está en una ladera, en una zona conocida como Terreros, y es el segundo edificio más grande del municipio. Se accede a él como a los anfiteatros de la antigüedad, desde arriba, bajando por una pendiente de 45 grados. En el vestíbulo, que da acceso a sendas salas de 1.300 y 400 butacas, hay un gran ventanal (por donde entra el sol) que se puede abrir. 'Te asomas a las vistas de Madrid, como las que tenía Velázquez. Es lo mejor', asegura Picado.

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