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5d / En portada

El mercado deja atrás el escenario de una gran crisis

El alza bursátil refleja que el colapso del sistema pierde adeptos. Con todo, queda por ver la profundidad de la desaceleración.

El mercado ha dejado de temer el peor escenario: un colapso del sistema financiero que desemboque en una recesión de calado. La agilidad con la que la Reserva Federal rescató a Bear Stearns y su contundencia a la hora de lidiar con la crisis explican este relativo alivio. Un temor menos, en una maraña de incertidumbres que anticipan otro trimestre complejo para las Bolsas. ¿Batirán los índices los máximos del año? ¿Perderán los mínimos? ¿Seguirán moviéndose en un rango lateral? Todo dependerá de la evolución de las crisis financiera y su efecto en el crecimiento. Claves que ayudarán a comprobar si las caídas acumuladas este año ya reflejan la desaceleración de beneficios que se avecina.

Los expertos no lo tienen nada claro. Hay opiniones para todo los gustos y entre ellas sólo aparece un denominador común. 'Mientras permanezca la incertidumbre, los mercados de renta variable van a verse afectados negativamente', resume Ignacio Rodríguez, responsable en España de M&G Investments.

Después de un primer trimestre que será recordado como uno de los peores de la historia, abril ha dado un respiro a los inversores. El Ibex rebotó un 3,99%, el Euro Stoxx un 5,4% y el S&P 500, el 4,75%.

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Los expertos aún ven incierto el panorama y desconfían de las previsiones de resultados

El rescate de Bear Stearns en marzo eliminó el miedo a una crisis sistémica, actuación que empezó a asentar la idea de que lo peor ha pasado y abrió la puerta al rebote. A su vez, la apertura de ventanilla de liquidez a la banca de inversión y las agresivas bajadas de tipos en EE UU hasta el 2% dejaron en el mercado la esperanza de que una vez se empiecen a notar sus efectos y los de las rebajas fiscales, la recuperación económica será rápida. Pero de momento, el deterioro económico persiste y en el último mes los factores de riesgo no han remitido. La escalada de los precios de las materias primas continuó a un ritmo sin precedentes, la inflación prolongó su ascenso y la fragilidad del mercado inmobiliario en EE UU se volvió a poner en evidencia. Aun así, también hubo alguna alegría. El PIB del primer trimestre creció un 0,6% y los datos de empleo de abril mejoraron. La tasa de paro cayó al 5%, un escenario más acorde con la recesión moderada. Así, los inversores se agarraron a estos indicadores, a unos resultados algo mejores de lo esperado y a las actuaciones de la Fed para volver a apostar por la renta variable.

Las incertidumbres persisten pero el mercado se ha tranquilizado. La volatilidad ha caído a los niveles más bajos del año, el índice Itraxx de riesgo crediticio se ha establecido por debajo de los 420 puntos, una señal de mayor confianza, mientras que la deuda anticipa que la recuperación económica llegará pronto.

'Los fundamentos sobre los que descansan los mercados bursátiles siguen siendo muy frágiles y los riesgos a la baja se mantendrán previsiblemente elevados en los próximos meses', explica Antonio Zamora, director de análisis de Banco Urquijo. 'Existe, sin embargo, una posibilidad favorable a corto plazo: que cierta moderación de la inflación y la menor intensidad de los temores crediticios permitan ganancias de no más del 5%'.

A la espera de ver mejoras, la debilidad del consumo y el difícil acceso al crédito preocupan. El reciente repunte del euríbor a 12 meses al 4,9%, cuando los tipos oficiales en la zona euro están en el 4%, es otro síntoma de que la normalidad aún no ha regresado.

Los bancos siguen reticentes a prestarse dinero entre sí y la falta de liquidez se ha convertido en una importante amenaza. Frena la financiación tanto de empresas como de particulares, con su consiguiente efecto negativo en el crecimiento económico y en la generación de beneficios empresariales. 'El acceso al crédito sigue seco, sobre todo en Europa. Hay demasiadas incertidumbres para las empresas y el segundo trimestre no va a ser mejor. El BCE no va a bajar los tipos de interés. Vemos a la Bolsa en un rango lateral sin catalizadores', dice David Navarro, gestor de Inversis Banco.

Las presiones inflacionistas con las materias primas rondando máximos, la persistente debilidad del mercado inmobiliario en EE UU y la delicada situación que aún atraviesa la banca internacional dificultarán el despegue de las Bolsas, aseguran los expertos. 'Seguimos en un mercado bajista. Mayo probablemente será muy complicado por la previsible toma de beneficios pero hay una posibilidad de que junio y julio sean meses mejores si se confirma la llegada de algún dato económico mejor de lo esperado de EE UU', explica Alicia Jiménez, de Self Trade.

El progresivo deterioro del entorno macroeconómico, su duración y su impacto en las cuentas de las empresas serán decisivos para las Bolsas. 'En principio el rebote lo vemos con prudencia. No terminamos de pensar que es el bueno. Dependerá de las cuentas de las empresas y de momento las estimaciones son demasiado optimistas', explica Ángel Olea, de Abante Asesores. 'Se verán revisadas a la baja', añade José Manuel Amor, socio de AFI.

La temporada de resultados en curso está reflejado cifras sólidas en términos generales. En EE UU las empresas exportadoras han destacado gracias al impulso que han recibido sus cuentas por la debilidad del dólar. Pero los efectos de la desaceleración y el impacto de la crisis en el sistema financiero también han traído sorpresas negativas.

En España, las cifras de momento marchan bien. La banca no está expuesta a provisiones millonarias y las empresas del Ibex van camino de cerrar un primer trimestre de beneficios récord. Aunque lo cierto es que se empiezan a ver las primeras caídas de beneficios y perspectivas más tímidas para los próximos meses.

La evolución de los resultados los próximos meses ayudará a valorar si realmente los mercados ya reflejan el escenario de desaceleración que se avecina, si por contra se ha castigado en exceso la esperada ralentización o si descuentan un escenario demasiado optimista que acabará trayendo caídas adicionales. El consenso aún espera que las empresas del S&P 500 terminen el año con un crecimiento de beneficios del 13,3%, mientras que para Europa, las estimaciones hablan de incrementos del 4,3%. Pero está por ver si se cumplen.

'Al final hay dos alternativas. La más positiva permitirá al mercado moverse entre los 12.600 y alrededor de los 14.000 hasta que se vean los efectos de las medidas tomadas por la Fed. Lo peor sería una recuperación lenta en EE UU. Entonces Europa sufriría más con crecimientos del 1% y esto no lo descuenta el mercado. Si ocurre nos podemos ir a los mínimos del año con más agresividad que antes', concluye Juan José Fernández-Figares, de Link.

CLAVES

Catalizadores

Mercado inmobiliario. El sector residencial en EE UU sigue débil. Los precios continúan bajando y las ventas no afloran. Si persiste su debilidad los bancos expuestos seguirán sufriendo, la liquidez tardará en regresar y la economía se resentirá.

Inflación. Uno de los escenarios más temidos es el de precios al alza sin crecimiento. La Reserva Federal comentó esta semana que espera que el IPC remita gracias a la moderación de las materias primas. Eso sí, reconoció que estudiará su evolución.

La composición del Ibex 35 le permite caer menos que Europa

La caída del Ibex desde el máximo histórico del pasado mes de noviembre alcanza ya el 11,8%. La composición del índice, sin embargo, impide que esta evolución refleje la realidad económica del país. La ausencia de sectores muy afectados por la desaceleración como la automoción o el consumo, así como el escaso peso de otros como el inmobiliario o la ausencia de grandes exportadores, ha permitido que evolucione mejor que las Bolsas europeas este año. Cae el 7,4% frente al 11,9% que pierde el Euro Stoxx. Además, la gran banca española, al contrario de buena parte de la europea, no ha sufrido pérdidas millonarias. El Ibex Small Cap o del Ibex Medium Cap, con caídas del orden del 30% desde máximos del pasado ejercicio, dibujan un panorama distinto y más ligado a la realidad doméstica.Los grandes valores del índice cuentan con ventajas. Obtienen tan sólo el 25% de su facturación en España y su gran diversificación geográfica juega a su favor en el momento actual. Por ello, a pesar de que los datos de paro, inflación y ventas minoristas han traído decepciones en las últimas semanas, el índice ha podido continuar con el rebote.Pesos pesados del Ibex como Repsol (36,9%), Santander (25,11%) y BBVA (15,6%) suben más que el 14,7% del Ibex desde los mínimos de enero, convirtiéndose en aliados fundamentales de la tendencia de la Bolsa en las últimas semanas, a pesar de que Telefónica, valor estrella del mercado en 2007, tan sólo suba el 0,95% en el periodo.Ferrovial (36,36%), Gamesa (33,6%), Grifols (29,8%), Técnicas Reunidas (27,24%) y Santander (25,1%) también han contribuido con rebotes sustanciales desde los mínimos del Ibex este año. Eso sí, a excepción de Repsol, prácticamente en tablas, el resto pierde más del 6% desde los máximos del Ibex de noviembre. De hecho, sólo cinco valores del Ibex ganan desde entonces, en concreto Red Eléctrica (+7,33%), Mapfre (3,46%), Grifols (3%), Bankinter (2,7%) y Sogecable (1,5%).

EE UU y el Dólar

Wall Street capea el temporal con mucha mejor nota que las Bolsas europeas. Poco importa que la crisis financiera se originara en EE UU. El mercado espera una recuperación más rápida de la primera potencia económica. Una expectativa, que unida a la debilidad del dólar, ha contribuido a atraer más inversores.Así, en lo que va de año el S&P 500 pierde cerca del 3,6 % mientras que el Euro Stoxx acumula una caída del 11,9% y el Ibex pierde un 7,4%.'Europa es como un transatlántico. Tarda más en entrar en recesión y luego en volver a crecer', comenta Juan José Fernández-Figares, de Link. 'Los resultados pueden haber tocado fondo en EE UU, pero en Europa aún no se ha recogido la desaceleración', añade.El dólar también explica esta divergencia de comportamientos. Un billete verde débil facilita el negocio de las empresas exportadoras y mejora la perspectiva de las Bolsas estadounidenses. Muchos, además, apuestan por su recuperación invirtiendo en la Bolsa de EE UU.

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