Un videojuego tan esperado como polémico
Hoy llega al mercado el noveno título de la exitosa saga GTA
Dos de los mayores lanzamientos del mercado del videojuego para 2008 se suceden con apenas cinco días de separación. Son dos éxitos casi seguros, con inversiones millonarias y expectativas de ventas récord; son dos títulos contrapuestos en objetivos, lanzados por diferentes consolas que buscan públicos distintos. La semana pasada fue el turno de Wii Fit, el programa de ejercicios para la consola de Nintendo, a la caza del público femenino; hoy le toca el turno a Grand Theft Auto (GTA) IV, noveno lanzamiento de una saga violenta de aventuras urbanas.
Desde sus primeras versiones, GTA ha sido uno de los videojuegos que más polémica ha desatado en los medios de comunicación por sus explícitos contenidos. La controversia no ha afectado, ni muchísimo menos, a su descomunal volumen de ventas: Los ocho títulos anteriores de GTA colocaron en el mercado 66 millones de ejemplares.
El protagonista principal de GTA IV es un emigrante de Europa del Este, Niko Bellic, que llega a la ciudad de Liberty City, trasunto de Nueva York. Cuál será su destino quedó claro ya en el primer tráiler del juego, hecho público nada menos que en marzo del año pasado. El personaje afirmaba: 'La vida es complicada; he matado a gente, traficado con gente, vendido a gente. Tal vez aquí las cosas sean distintas'. Por supuesto, la trama del videojuego demuestra que no lo serán, y tendrá que echar mano de sus conocimientos de krav maga, arte marcial del ejército israelí.
El jugador llevará a Bellic a conocer una megaurbe que, según todas las referencias, ha sido reproducida al detalle. Lo más destacado es la capacidad de maniobra del jugador: prácticamente podrá interactuar con el mapa al completo, con un escenario de dimensiones descomunales y cientos de personajes. Y en la tradición de los anteriores títulos de GTA, necesitará cometer todo tipo de crímenes para lograr sus propósitos, mientras emplea un lenguaje barriobajero y conduce vehículos tuneados a velocidades de vértigo, atropellando a cuantos personajes inocentes se interpongan en su camino.
En realidad, la serie GTA está claramente inspirada, tanto en diálogos como en tramas, en las películas de Quentin Tarantino. De hecho, dos de los actores fetiches del director estadounidense, Samuel L. Jackson y Michael Madsen, han participado en los doblajes de estos juegos. Incluso, en este GTA también colaboran Karl Lagerfeld, disc jockey en el juego, o Philip Glass, que ha compuesto parte de la banda sonora.
GTA IV tiene clasificación para mayores de 18 años, y en cadenas de tiendas estadounidenses se han impartido consignas estrictas de vigilar la venta a menores. Según la patronal del videojuego en España, aDeSe, sólo un 3% de los videojuegos que se ponen a la venta en España son para mayores de 18 años, en contraste con el número de películas -más del 30%- que tienen esa clasificación.
Todo hace indicar que el lanzamiento tendrá un formidable impacto sobre el mercado. La mayoría de los analistas hablan de entre cinco y seis millones de copias que se venderán la primera semana entre Estados Unidos y Europa -el lanzamiento en el tercer gran mercado, Japón, se retrasó-. Eso supone unos 300 millones de euros de ingresos, un 25% más que el anterior videojuego que más facturó en su lanzamiento, el Halo 3.
Decisivo en la guerra Microsoft-Sony
El juego sale en versión para las dos consolas que se disputan el mercado de los jugones tradicionales: la XBox 360 de Microsoft, y la PlayStation 3 de Sony. Ambas, castigadas meses atrás por el crecimiento de la Wii de Nintendo, han puesto sus máximas expectativas en este título. A priori, XBox lleva las de ganar: su bajada de precio ha multiplicado sus ventas en las últimas semanas, con un 300% de incremento de ventas desde que su modelo básico pasó a venderse a 200 euros. La versión de PS3 del GTA IV parece tener más contenidos suplementarios, y Sony confía en que los millones de usuarios de PS2 que estaban a la espera de actualizarse den el paso con este lanzamiento, en lugar de pasarse a la competencia.