'Sustituir una bombilla puede ser un gesto ecológico'
Belga, de 48 años, psicólogo y licenciado en Administración de Empresas. Ha ocupado la dirección de la división más emblemática de Philips: la de electrónica de consumo. Ahora encabeza la gran apuesta de la multinacional: el nuevo alumbrado
Philips presentó en la feria Light+Building, inaugurada el lunes de la semana pasada en Fráncfort, una gama completa de soluciones de la nueva tecnología de luminarias conocida con el nombre de LED. El acto fue aprovechado por la multinacional holandesa para presentar a Rudy Provoost como presidente y consejero delegado de la recién creada filial Philips Alumbrado. El ejecutivo, en una de sus primeras entrevistas en el nuevo cargo, asegura que la revolución tecnológica de la iluminación en todo el mundo es una oportunidad de negocio, pero sobre todo una gran cruzada para avanzar en la eficiencia energética y reducir las emisiones de CO2 que aceleran el cambio climático.
Muchas empresas se apuntan al mensaje de que la mejor manera de combatir el efecto invernadero es lograr la eficiencia energética. ¿Qué papel juega la iluminación en este reto?
El gasto en procurarnos luz artificial supone el 19% del consumo de electricidad mundial. Philips trata de concienciar a la sociedad del potencial medioambiental y de ahorro en los costes que encierran los nuevos sistemas eficientes en alumbrado. Si se sustituyese toda la iluminación ineficaz por otra de nueva generación, el ahorro anual sería de 106.000 millones. Algo así como dejar de gastar 1.500 millones de barriles de petróleo con una consecuencia de ahorro en emisiones de CO2 de 555 millones de toneladas. Sustituir una bombilla puede ser un buen gesto ecológico, un gesto con significado para combatir el calentamiento global.
'Hay que exigir la certificación legal de iluminación ecológica en los nuevos edificios'
¿En qué consiste la revolución que promete la tecnología de alumbrado LED?
En la historia del alumbrado, desde que Edison inventó la lámpara incandescente, ha habido tres grandes saltos tecnológicos. El primero fue el del gran inventor al conseguir luz artificial a través de la incandescencia de un filamento. Muchos años después se pasó a la tecnología de la fluorescencia que, en su base, consiste en la combustión de un gas con un componente altamente contaminante de mercurio.
La tecnología LED nace en los años sesenta del siglo pasado y se utilizó inicialmente para indicadores en equipos de electrónica de consumo. Hoy hemos logrado que sean mucho más brillantes.
¿Cuáles son sus ventajas?
Para mí los principales avances son dos. El primero, que con una mayor intensidad de luz tienen un consumo eléctrico que es un 40% inferior a los elementos de iluminación actualmente dominantes. El segundo, que se trata de una iluminación dinámica, que no sólo se enciende y se apaga. Los LED pueden cambiar de intensidad de luz a gusto del usuario y también permite variar el color de la emisión. Nos colocan ante conceptos del uso de la iluminación en los ámbitos particular, empresarial o público que hasta la fecha no podíamos ni imaginar.
Con LED podemos mejorar nuestro estado de ánimo o intensificar nuestras emociones, incrementar la productividad en las empresas y reforzar la seguridad.
La planta de iluminación artificial en el mundo ¿está obsoleta?; ¿cómo marcha la migración hacia las nuevas tecnologías?
El índice de adopción de nuevos sistemas de iluminación todavía es demasiado lento. En Philips estamos trabajando para eliminar los obstáculos de diverso tipo que frenan la aceleración de la migración.
¿De qué iniciativas habla?
Hemos lanzado campañas de concienciación en ámbitos públicos y privados. Apoyamos la elaboración de una nueva legislación que, por ejemplo, incorpore la certificación de iluminación ecológica para los edificios. Apoyamos el trabajo de asociaciones no gubernamentales que nos apoyen en esta campaña verde.
Nos encontramos en el principio del proceso, pero tenemos que ser moderadamente optimistas. En 2007 las ventas de nuestros productos ecológicos se han acelerado y ahora suponen el 46% de la facturación de la división dedicada al alumbrado.
¿Deben subvencionar los Estados el cambio de tecnología para el uso de iluminación de bajo consumo?
Philips tomó la iniciativa a la hora de concienciar a la sociedad sobre la importancia de utilizar soluciones de eficiencia energética. Este cambio debería tener lugar no sólo en el entorno doméstico, con una retirada progresiva de las lámparas de luz incandescente. Es necesario que cubra todos los segmentos del mercado y de la sociedad, es decir, la iluminación en las oficinas, en la hostelería, en los grandes edificios públicos y emblemáticos y, por supuesto, en las calles.
Parece claro que las administraciones públicas tienen mucho trabajo por hacer en este empeño.
¿Qué nos deparará el futuro en el campo de la iluminación?
Hay que explotar todo el potencial tecnológico y ecológico de los LED. Resultan ideales para configurar escenas de iluminación sin derrochar energía. Con ellos podremos evocar estados de ánimo y crear atmósferas donde las personas se sientan más cómodas, que resulten más agradables e incluso más saludables.
Las aplicaciones de luz han entrado en la revolución de la medicina.
Todas nuestras ideas parten de considerar los beneficios que ofrecen al usuario final, de averiguar lo que las personas buscan en las tecnologías de iluminación para luego cubrir sus necesidades. En el terreno del cuidado de la salud, por ejemplo, nuestro concepto Ambient Experience (experiencia ambiental) se ha instalado ya en más de 50 hospitales.
Se trata de utilizar la iluminación de nueva generación para ayudar a tranquilizar a los pacientes. El primer sistema se instaló en un hospital para niños de Chicago; el fin es que los niños puedan personalizar el entorno a través del sistema de iluminación y de imágenes. Las pruebas indican que los pacientes se sienten más a gusto, con lo que los doctores pueden realizar el procedimiento de diagnóstico más fácilmente, más rápido y mejor.
Ayudas de 2.500 millones en España para cambiar de luz
Rudy Provoost afirma que en España existe un plan de eficiencia energética nacional denominado que se ha bautizado con el nombre de E4. Se puso en marcha en el año 2004 y permanecerá en vigor hasta 2012. Ahora se ha renovado la iniciativa con una ampliación de los objetivos para los próximos cuatro años rebautizada como E4+. El ejecutivo dice que tanto a empresas e instituciones privadas y públicas españolas tienen previsto gastar 2.500 millones en ayudas, para adaptación de instalaciones energéticamente poco eficientes por otras más eficientes, que contribuyan al objetivo de reducir la emisiones de C02 en 238 millones de toneladas. 'En cuanto a la sensibilidad de las grandes empresas españolas, no hay duda del alto nivel de concienciación y la rápida adopción de medidas que están contribuyendo a reducir la huella ecológica', asegura Provoost.