Sebastián libra hoy su primera batalla con Bruselas sobre los poderes de la CNE
España defenderá hoy ante el Tribunal de Justicia europeo la reforma de la Comisión de la Energía que permitió a ésta imponer condiciones a la frustrada opa de Eon por Endesa y a la victoriosa de Enel y Acciona. Bruselas considera ilegales las competencias atribuidas a la CNE.
El nuevo ministro de Industria, Miguel Sebastián, toma hoy el relevo de la larga batalla que sus dos antecesores, José Montilla y Joan Clos, libraron con la Comisión Europea a raíz de las tres opas (Gas Natural, Eon y Enel-Acciona) por Endesa.
El actual presidente de la Generalitat se enfrentó a Bruselas de manera abrupta y sin demasiados miramientos diplomáticos, mientras que el antiguo alcalde de Barcelona templó el ambiente a la espera de una resolución judicial del conflicto. Hoy comenzará a verse qué cauce toma el departamento de Industria bajo el nuevo ministro, en un momento en que otras opas, algunas internacionales, planean sobre el sector energético español.
La reacción de Sebastián resulta especialmente intrigante porque a él se le atribuyó parte del protagonismo en la opa de Gas Natural cuando era responsable de la Oficina Económica del Gobierno, así como la solución hispano-italiana para Endesa.
El Gobierno español invocará la necesidad de garantizar el suministro energético del país
Las dos partes, Comisión Europea y Gobierno español, se enfrentan a partir de las nueve y media de la mañana de hoy ante el Tribunal de Justicia europeo, con sede en Luxemburgo. El origen del litigio, esta vez, es la reforma de la llamada función 14 de la Comisión de la Energía, que, desde febrero de 2006, somete a autorización previa del regulador español la adquisición de participaciones en empresas que realicen actividades reguladas en el sector de la energía.
Para el departamento comunitario de Mercado Interior, que dirige el comisario europeo Charlie McCreevy, esa competencia resulta incompatible con el Tratado de la UE porque restringe la libre circulación de capitales y el derecho de establecimiento de las empresas.
El Gobierno español, en cambio, invocará la necesidad de garantizar la seguridad del suministro de gas, petróleo o electricidad para justificar el escrutinio de la CNE en las fusiones o compras de empresas energéticas. España también esgrime en su defensa el hecho de que la reforma de la CNE no dotó a ese organismo de una función nueva sino que amplió las que ya tenía. La CNE, de hecho, impuso 10 condiciones a la frustrada opa de Gas Natural por Endesa sin que McCreevy se inmutase.
Aún así, el servicio jurídico de la CE intentará convencer hoy a los jueces comunitarios de que los poderes concedidos al organismo que preside Maite Costa son 'desproporcionados' y que España dispone de otros medios para preservar la integridad de su red energética.
Bruselas acusa a España, además, de no establecer 'criterios objetivos y suficientemente precisos' para la labor de revisión de la CNE. El departamento de McCreevy, también echa en falta 'un control jurisdiccional efectivo' de las decisiones del regulador energético español.
El Gobierno ya explicó en su día a la CE que la reforma de la CNE no había modificado ni los criterios ni el sistema de recurso. Por tanto, a su entender, no cabía considerar que ninguna empresa pudiera sentirse discriminada en relación con Gas Natural. Y, en todo caso, dispondría, como la catalana en su día, de la posibilidad de presentar un recurso de alzada o acudir directamente a los tribunales.
Una reforma precipitada
La ampliación de poderes que el Gobierno otorgó a la CNE que hoy se juzga en Luxemburgo llevaba años planteada, pero se aprobó de forma apresurada y por real decreto ley tras la opa de Eon por Endesa en febrero de 2006. La norma se interpretó como la respuesta del Gobierno español a una irrupción que abortó la creación de un gigante español con la fusión de Gas Natural y Endesa. El Gobierno, en todo caso, reaccionó con disgusto ante un asalto que sólo a última hora, y como un hecho consumado, comunicó la canciller Angela Merkel a José Luis Rodríguez Zapatero.La compañía de Wulf Bernotat, que asedió a Endesa por petición de los administradores de la eléctrica, se encontró a partir de ese momento con una hostilidad poco disimulada. Y, al final, tuvo que rendirse ante una solución hispano-italiana tras la que algunos vieron la sombra de la Oficina Económica de Moncloa, dirigida entonces por Miguel Sebastián.