Pocas carteras muestran perspectivas de rentar por encima de la inflación
La dicotomía entre la Bolsa y la economía, que había llegado a ser muy acusada en la semana anterior, cuando los signos de deterioro de la actividad económica proliferaban en medio de una Bolsa casi eufórica, se ha roto esta semana en la que todo parece haber vuelto a la normalidad. Es decir, las Bolsas van al ritmo que marcan los resultados, los indicadores económicos, las encuestas de opinión y las previsiones de los analistas. Todo este cúmulo de signos externos de la economía ha presentado signos de deterioro suficientes como para que los mercados de renta variable se dieran la vuelta en redondo, registrando pérdidas que casi igualan los beneficios logrados por los planes de pensiones en las dos semanas precedentes.
Sin llegar a la zona de mínimos anuales, el correctivo de las Bolsa ha dejado una vez más en la parte más positiva de las preferencias de los inversores a aquellos planes de perfil defensivo que actúan en los mercados de renta fija, tanto a corto como a medio y largo plazo, en los que los rendimientos positivos son generalizados, aunque no tanto como para competir ventajosamente con la inflación. Sobre todo teniendo en cuenta que en el mes de marzo se ha disparado nuevamente al alza, hasta el 4,50%, un techo prácticamente inalcanzable en la actualidad, tal y como están los mercados, para ninguno de los mercados o activos que tienen en cartera los planes de pensiones españoles.
Sólo algunas inversiones de alto riesgo podrían dar satisfacción a los inversores que aspiren en las presentes circunstancias a obtener rentabilidades en términos reales, es decir, por encima de la tasa de inflación. En lo que llevamos de año, apenas media docena de planes parecen en condiciones de alcanzar ese objetivo a finales del ejercicio, ya que presentan rendimientos acumulados en lo que va de año entre el 3% y el 4%. Algunos son planes de tipo garantizado, que se han beneficiado de la tendencia bajista de los tipos de interés a largo plazo.