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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Nuevo Gobierno, empresas nuevas

Para poder celebrar la fortaleza del sector exterior español se requieren dos condiciones: voluntad y producto. José Luis Rodríguez Zapatero hizo alarde en su discurso de investidura de la capacidad y los resultados de España a la hora de vender al exterior, y los relacionó con los de Alemania, como países que no han perdido cuota en el mercado mundial. No estaría mal, cuando la economía española busca desesperadamente el cambio de modelo productivo que releve a la construcción como locomotora.

La voluntad exterior de las empresas españolas está probada. Nunca como ahora habían pisado tan fuerte y en tantos mercados. Está ciego quien no las vea como líderes mundiales en servicios o en concesiones de infraestructuras. Pero, ¿también tienen productos competitivos?

El ejemplo escogido por Zapatero no es malo. El producto manufacturado que ofrece Alemania, el primer exportador mundial, es, por ejemplo, el BMW. ¿Cuál es el español? ¿El jamón curado? Sin ánimo de caricaturizar y salvo excepciones -algunas poco conocidas- la economía española está lejos de ofrecer al mundo productos tecnológicos manufacturados competitivos. Sería injusto no reconocer la labor de algunas empresas en alta tecnología. Pero no basta.

El presidente del Gobierno tiene unas cuantas buenas ideas sobre el papel para impulsar sectores de considerable potencial. Las empresas de base tecnológica, la biotecnología, la nanotecnología, muchas áreas del software o los desarrollos en el sector del entretenimiento son buenos campos para sembrar. Lejos de tópicos como la mayor inversión pública en I+D+i, y la tan deseable como indefinida inversión privada que las autoridades siempre dan por segura, los planes y las personas con las que Zapatero cuenta pueden animar a muchos nuevos empresarios.

Sin embargo, errará el nuevo Gobierno si olvida que de lo que se trata es de propiciar el mejor marco para esos nuevos sectores, pero también de ilusionar a nuevos emprendedores para que no teman al fracaso, se fijen como meta crear grandes empresas y no se queden simplemente en desarrollar una buena idea con el mero objetivo de vendérsela al mejor postor multinacional de turno y si te he visto no me acuerdo. Hay materia gris. Y hay nuevas tecnologías que están deseando llegar a los mercados. De la habilidad de conjuntarlas bajo el paraguas de los nuevos emprendedores dependerá que el cambio de modelo de crecimiento de la economía tenga futuro.

Juan José Morodo. Subdirector de Cinco Días.

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