FCC limpiará el portaaviones JFK antes de ser hundido
La tarea durará nueve meses, tras lo que el buque insignia de la VI Flota se convertirá en arrecife artificial.
La Marina estadounidense ultima los detalles para despedirse de uno de sus estandartes durante la segunda mitad del siglo XX, el portaaviones John Fitzgerald Kennedy. Y la empresa española de servicios y construcción FCC será la encargada de ponerlo a punto para su última misión: servir de arrecife artificial de coral y alojamiento para tiburones.
Big John, como se conoce al impresionante barco de 320 metros de eslora, fue retirado del servicio en marzo del año pasado, pero en sus tripas sigue guardando fuel y otros productos contaminantes. Para su limpieza, el Gobierno norteamericano ha contratado a Icaro Environmental, filial de FCC especializada en la gestión de residuos petrolíferos, que cobrará 1,5 millones de dólares por dejar el buque como una patena.
El JFK forma parte de un programa de renovación de navíos impulsado por la armada estadounidense, que pretendía que el barco cumpliera 50 años en 2018 para retirarlo. Según los expertos, el mantenimiento del portaaviones era demasiado caro para sus prestaciones, por lo que ha sido aparcado en la base naval de Filadelfia (Pensilvania), donde el personal de Icaro trabajará durante nueve meses.
Los tanques de 'Big John' guardan tres millones de litros de combustible y aceites que serán reciclados por una empresa del grupo español en Delaware
Y no es para menos. La empresa calcula que almacena aún tres millones de litros de aceites lubricantes, diésel marino y agua en las sentinas (cavidad inferior en la que se reúnen las aguas que se filtran por los costados y la cubierta). Unos fluidos que viajarán hasta Wilmington (Delaware), donde FCC cuenta con una planta de tratamiento. La empresa separará los aceites para venderlos como reciclados y el agua, por su parte, será tratada para ser devuelta al mar.
Con esta limpieza acaban los días del último portaaviones de EE UU propulsado de forma convencional. Sus ocho calderas impulsan 280.000 caballos de potencia capaces de arrastran 75.000 toneladas de carga.
Aunque toma fuerza la opción de hundirlo para que se convierta en un arrecife artificial en el Golfo de México, como ya sucedió en 2006 con el Oriskany, la otra opción sería convertirlo en un museo naval, como el Midway que fondea en la bahía de San Diego (California). Mientras el Departamento de la Marina se decide, el portaaviones se mantendrá en reserva activa por si fuera necesario recurrir a él en caso de emergencia nacional.
La botadura de Big John, obra de la constructora naval Newport, tuvo lugar en 1967. Con 320 metros de eslora y 39,6 metros de manga era capaz de albergar hasta 90 aviones. Pero lo que más solía impresionar de él era su similitud con un pequeño pueblo: la tripulación estaba formada por 5.400 personas.
Buque insignia de la VI Flota, ha sido clave en los escenarios más calientes del planeta. Defendió la costa este de EE UU para dar cobertura al espacio aéreo de Nueva York y Washington tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, al margen de haber tomado parte en operaciones bélicas como Tormenta del Desierto o Libertad Duradera.
El grupo FCC, controlado por Esther Koplowitz, se ha hecho con el contrato después de adquirir, el pasado diciembre, dos firmas de tratamiento de residuos a Siemens Water Tecnologies por 182,5 millones. Una compra que ha convertido a la española en el segundo operador en ese campo en el mercado norteamericano.