El PSOE sienta las bases para una colaboración estrecha con CiU y PNV
Las conversaciones mantenidas estos días por el PSOE con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Convergencia i Unió (CiU) para sondear sus intenciones en el debate de investidura previsto para el próximo martes han brindado también la ocasión al partido gubernamental de medir la predisposición de los nacionalistas vascos y catalanes a colaborar con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a lo largo de la novena legislatura. La conclusión es muy positiva: ambas formaciones ayudarán de forma estrecha a la gobernabilidad, aunque la intención de La Moncloa es que dicho acompañamiento no se haga demasiado patente por el temor a que los 11 millones largos de ciudadanos que dieron su apoyo al PSOE el pasado 9 de marzo perciban que el programa al que votaron queda mediatizado por las mismas hipotecas que Zapatero tuvo que amortizar la pasada legislatura.
El portavoz del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, se reunió este viernes por separado con Josu Erkoreka (PNV) y Josep Antoni Durán i Lleida (CiU). Ninguno de los dos se comprometió a votar el martes la investidura de Zapatero en primera vuelta, pero los representantes socialistas sacaron la impresión de que ambos han decidido poner las luces largas y volcar sus esfuerzos en que tanto el PNV como CiU, con 16 diputados en total, puedan transitar la novena legislatura en buena relación con el Gobierno. La colaboración se centrará, sobre todo, en el área económica, hasta el punto de que fuentes socialistas consideran ya garantizada la aprobación de los Presupuestos estatales de 2009, que se elaborarán a partir de junio en una coyuntura difícil, fuertemente condicionada por la desaceleración económica. En medios de los dos partidos nacionalistas se corroboran estos escenarios. Más que la investidura, que Zapatero tiene asegurada en segunda vuelta el viernes, lo que interesa es tejer complicidades en los próximos cuatro años.
La sombra de Aguirre sigue a Rajoy
La filtración del almuerzo mantenido el miércoles en Madrid entre el líder de PP, Mariano Rajoy, y la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, ha suscitado todo tipo de versiones dentro y fuera del partido. En un intento de despejar malentendidos, Rajoy dijo este viernes, poco después de ser recibido por el Rey Juan Carlos, que nunca ha tenido 'asperezas' con Aguirre y que tiene muy claro qué hacer a partir de ahora en el PP. En este partido se especula con la posibilidad de que la presidenta madrileña termine presentando una candidatura alternativa en el congreso de junio.