Cualificación y productividad
La economía española, con fuertes crecimientos en los últimos años, ha sido capaz de alcanzar la mítica cifra de los 20 millones de ocupados. La fuerte creación de empleo de los últimos años lo ha permitido. Ahora, además de seguir creando puestos de trabajo si la crisis lo permite, el gran reto de la sociedad española en su conjunto es conseguir que ese empleo sea cada vez de mayor calidad y aporte valor añadido. El sistema productivo español no se puede permitir mantener su productividad entre las más bajas de los países de la OCDE. Invertir la situación es una de las recomendaciones que todos los organismos internacionales citan siempre que hablan de la economía española.
Y para ello la única posibilidad es crear empleos que sean ocupados por personal cualificado capaz de generar innovación tanto en los servicios como en los productos en los que trabajan. Sin embargo, el sistema formativo español no parece ser capaz de seguir las necesidades de determinados sectores productivos cada vez más pujantes. El Gobierno debe tomar buena nota de las reiteradas peticiones de empresas y sectores en demanda de mano de obra más cualificada, especialmente allí donde el uso de la tecnología exige mayores habilidades laborales.
Es cierto que la falta de mano de obra cualificada no es un problema exclusivo de España, sino que afecta a la mayoría de los países europeos y, en general, a los más desarrollados. Pero aceptando esta premisa, hay que asegurarse de que esta escasez no se deriva, al menos en parte, de un sistema educativo y formativo inadecuado para las necesidades productivas del país. Y todo apunta, como se ha denunciado desde distintos foros como el Círculo de Empresarios, a que efectivamente el sistema formativo español precisa cambios urgentes y profundos.
La falta de cualificación también llega a los oficios, incluso a los más clásicos de la economía española, cuya escasez de mano de obra supone también un cuello de botella en muchos sectores. En este sentido, la elaboración del catálogo de nuevas profesiones y los certificados profesionales es una buena fórmula para garantizar una carrera profesional a muchos trabajadores y, sobre todo, una formación continua más accesible y eficaz. El retraso en su puesta en marcha tiene que ser atajado con prontitud y la voluntad de Ministerio de Trabajo de acelerarlas debe ser bien recibida. Especialmente ahora, cuando todo apunta a un serio aumento del paro en la construcción.
Los responsables de la formación tienen trabajo. Se debe aumentar la calidad de la enseñanza, tanto en la primaria como en la secundaria y la universitaria; se debe motivar a los estudiantes para que entren en carreras técnicas que suponen un mayor esfuerzo y compromiso, y se debe combatir el fracaso escolar que en España es, desgraciadamente, comparativamente muy alto. Todo ello para asegurar que las empresas dispongan en el futuro de suficiente mano de obra altamente cualificada. Mientras tanto, el nuevo Gobierno debe articular las medidas para que el sector productivo español disponga de mecanismos ágiles y seguros para importar mano de obra cualificada de otros países.