La cara lúdica de China
Macao, antiguo enclave portugués, mueve en sus casinos más dinero que Las Vegas, y deja crecer, entre iglesias barrocas, arquitecturas de corte futurista y fantasías orientales
Imaginen un hotel de cuento, o de película, al que tienen que entrar pisando 88 lingotes de oro auténtico. Imaginen otro, al lado, cuyos suelos y paredes son de jaspe y piedras semipreciosas. En otro les recibe una alfombra de seda que vale un millón de dólares. En otro cercano podrán navegar en góndola por canales flanqueados de palacios copiados, piedra a piedra, de Venecia, y adentrarse por salones dorados, deslumbrantes, hasta la sala de juego más grande del mundo. Imaginen que, sujetos por arneses, se lanzan al vacío a más de 200 kilómetros, en el salto mayor registrado en el libro Guinness de los récords. Imaginen un lugar donde crecen los colosos de cristal por minutos, donde brilla la mayor pantalla digital del mundo, donde el paisaje de neones que hoy aturde será distinto en cuestión de días.
Todo esto ocurre en Macao. En la margen derecha del delta del Río de las Perlas, frente a Hong Kong, a hora y media por carretera de Cantón, en el sur de China. Un enclave pequeño (muchos atlas le asignan 16 kilómetros cuadrados, pero ya supera los 28, robados al mar) y sobre todo, singular: los portugueses asomaron por allí en 1557, obtuvieron permiso de los mandarines para bajar de sus naos (al principio, sólo durante el día) y comerciar; llegaron a formar así una colonia de facto que sólo ha regresado a soberanía china al expirar el milenio, lo mismo que Hong Kong. Ambos enclaves seguirán (durante cincuenta años más) siendo una excepción dentro del gigante asiático, amparada por el pragmático principio 'un país, dos sistemas' (habrá que ver, dentro de medio siglo, donde es más feroz el sistema capitalista, si en los territorios excepcionales o en el corazón continental).
Su censo de habitantes ronda el medio millón, pero reciben al año 27 millones de visitas (la mitad efímeras, eso sí, entran y salen en el día). El enclave de Macao está formado por una península y dos islas, Taipa y Coloane; éstas han quedado soldadas por un espacio drenado, ganado al mar, llamado Cotai. De siempre fue el comercio lo que dio vida al lugar, haciendo de él un eslabón entre Oriente y Occidente; el comercio decayó al crearse en 1841 la colonia británica de Hong Kong, tras la primera Guerra del Opio; aunque se ha recuperado, hay otra actividad que lo supera con creces: el juego.
Hay que visitar el conjunto de templos y edificios levantados a lo largo de 400 años por los portugueses
Macao ha sido y sigue siendo el único lugar de China donde el juego está permitido. Desde los años 60, el hotel casino Lisboa ejercía un monopolio, que fue abolido en el año 2000; ahora son cerca de treinta los casinos, entre ellos los dos mayores del mundo, The Venezian y Sands. Macao mueve en sus tapetes más dinero que Las Vegas. Los proyectos ligados a estos resorts parecen salidos del mundo de los sueños. Venecia, Roma, Ámsterdam, Portugal, todo aquello que encandila la fantasía de los orientales está recreado, no como un decorado barato, sino como una réplica a la que sólo se puede objetar precisamente eso, su carácter de réplica, la ausencia de originalidad. Naturalmente, el turismo arropa ese desarrollo. Y ahí Macao sí que tiene algo original: el conjunto de templos y edificios levantados a lo largo de 400 años por los portugueses, y que han hecho que su centro haya sido declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad. El contacto entre Oriente y Occidente está patente en las calles, documentado en los museos (imprescindible el instalado en la Fortaleza) y sobre todo, sigue vivo en sus costumbres, en las comidas y en algo que hace de Macao un destino codicioso: las compras de artículos de moda, auténticos, a precios de puerto franco.
Guía para el viajero
Cómo irHay que volar hasta Hong Kong, ya que el aeropuerto de Macao es para trayectos domésticos; Lufthansa (902 220101, www.lufthansa.es) vuela desde España vía Múnich o Fráncfort; sin pasar el control de policía del aeropuerto de Hong Kong, se puede tomar un ferry hasta Macao (unos 45 minutos). Algunos touroperadores combinan en un mismo paquete los destinos de Macao, Hong Kong e incluso Cantón.
Dormir y comerMGM Grand Macau (Avda. Dr. Sun Yat Sen, teléfono (853) 8802 8888, www.mgmgrandmacau.com), abierto en su primera fase hace un par de meses, tiene, además de casino, un spa de última generación y sofisticados restaurantes. The Venetian Macao, Cotai, (853) 2882 8888, www.venetianmacao.com) es el mayor hotel de Asia y pertenece, como el Sands, a Las Vegas Sands Corp., en Las Vegas tiene un gemelo ya célebre por su recreación de canales, puentes, palacios, hasta la torre de San Marcos: una fantasía difícil de imaginar.Pousada de Sao Tiago (Avda. da República, (853) 2837 8111), restaurante del hotel boutique instalado en la Fortaleza da Barra, del siglo XVII, donde presenta platos españoles y de fusión âscar Torres, quien trabajó en El Bulli. Restaurante Litoral (rua do Almirante Sérgio 261, (853) 2896 7878), comida macanesa y portuguesa, asequible. Nga Tim Café (rua Caetano, 1, Coloane, (853) 2888 2086), popular y excelente, al aire libre, en una placita de sabor portugués junto a la iglesia de S. Francisco Javier, en Coloane.