Telecom Italia cae en Bolsa al mínimo de una década pese a su nuevo plan de choque
Los planes a medio plazo de Telecom Italia no han convencido a los inversores y las noticias a corto han terminado de instaurar el pesimismo entre ellos. La operadora italiana promete expansión internacional, pero ha vuelto a reducir la previsión de ingresos para 2008, lo que ha provocado un desplome en Bolsa que lleva la cotización a su mínimo en diez años.
Van tres veces en tres años. Telecom Italia cumple el dicho y no lo hace para un acontecimiento positivo, sino para recortar, una vez más, sus previsiones de crecimiento. La explicación oficial es la competencia y la presión regulatoria, pero a los inversores les ha sonado a más de lo mismo y precisamente el viernes se esperaba otra cosa.
Y es que ese día se celebró en Milán el ansiado encuentro con el mercado y los analistas de la nueva cúpula ejecutiva de Telecom Italia nacida de la reorganización accionarial que ha cambiado el poder de manos y que ha supuesto la entrada de Telefónica como uno de los socios de control. Era el día para plantear un plan de choque con la nueva estrategia a seguir para sacar la compañía de la crisis, pero ha convencido poco, a juzgar por el resultado bursátil del día.
La cotización de Telecom Italia se desplomó durante la jornada un 9,06%, lo que supone la mayor caída desde septiembre de 2001 y lleva el precio de las acciones a niveles de hace diez años. Unos 2.000 millones de capitalización se evaporaron ayer del valor de la compañía, que lleva varios años sin levantar cabeza y que, en lo que va de ejercicio y eso que marzo acaba de empezar, pierde ya un 32%.
La compañía reducirá deuda y anuncia compras
Con este escenario, los analistas consideran que la baza de la nueva cúpula ejecutiva es ganarse la confianza de los inversores. Franco Bernabè, consejero delegado, lo intentó el viernes apelando a la sinceridad y reconociendo el estado en el que se encuentra la compañía. 'No esperen fuegos artificiales ni estrategias extravagantes', aconsejó en la reunión de inversores. 'Somos gestores con los pies en la tierra; necesitamos tiempo para atacar la debilidad que tenemos'.
Adquisiciones internacionales
Las previsiones del nuevo plan de negocio contemplan unas ventas estancadas este año, con un ligero repunte del 1% al 2% en 2009 y 2010. La clave de esa tímida recuperación será la expansión internacional, que el equipo gestor quiere desempolvar para recuperar la presencia exterior que tuvo en su día y conseguir que el 30% de los ingresos proceda de fuera de Italia el año que viene.
Los destinos elegidos para adquisiciones son Brasil, Alemania y Argentina, pero el anuncio ha sido recibido con escepticismo entre los inversores, que no han dejado de cuestionarse cómo va a comprar nada Telecom Italia con la deuda que tiene y las dificultades para encontrar crédito en estos momentos.
El endeudamiento de la operadora italiana se disparó en 2005 con la recompra de las acciones que no tenía de su filial de móviles y desde entonces pesa como una losa. Ha conseguido reducirlo a 35.700 millones, pero esta cifra sigue superando con mucho la capitalización de la compañía, que ha caído a 26.000 millones.
Bernabè es consciente de las necesidades de Telecom Italia: reducir deuda y buscar crecimiento. Por eso ha prometido compras y rebaja de pasivo, pero son dos conceptos que pueden ser incompatibles.
El mercado ha acogido mal el mensaje y los principales perjudicados son los inversores. Entre ellos, los socios que tomaron el control el año pasado. Telefónica firmó en abril la compra de sus acciones a 2,82 euros. El viernes cerraron a 1,445. Su capital es del 6,9% y ya acumula minusvalías latentes de 1.900 millones.
Un dividendo pensado a futuro, pero malo para los accionistas
Los accionistas también han recibido malas noticias de Telecom Italia en el terreno del dividendo, que se recorta sustancialmente. Pero es que estaban mal acostumbrados. Los anteriores dueños de la operadora -la familia Pirelli- habían forzado el pago de abonos muy elevados, más con vistas a llenar sus arcas que a resolver los problemas de Telecom Italia. Los nuevos dueños, Telefónica entre ellos, no han puesto problema alguno a la reducción del dividendo, ya que entienden que los 1.000 millones que va a ahorrar la operadora son más necesarios para reducir la deuda y sanear las finanzas que para elevar sus ingresos particulares.