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Banco Central Europeo

El vendaval financiero pone a prueba la reputación de Trichet

Por primera vez desde que asumió el cargo, se cuestiona la solvencia del presidente del BCE.

El vendaval financiero que llegó a Europa desde el otro lado del Atlántico se ha llevado ya por delante varias décimas de las expectativas de crecimiento de los países que comparten el euro. El torbellino amenaza ahora la reputación de Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo cuya credibilidad parecía incuestionable desde que ocupó el cargo en 2003.

El francés llegó a Fráncfort con un prestigio a prueba de escándalos. Durante los cinco años en el cargo, Trichet ha preservado e, incluso, acrecentado su fama de dirigente solvente y riguroso. Su cima llegó en agosto del año pasado, con los primeros síntomas de la crisis de liquidez. Su pronta reacción, con inyecciones multimillonarias al sistema, relució especialmente cuando en Gran Bretaña, bajo la batuta del Banco de Inglaterra, se formaron colas de clientes ante una entidad en peligro de quiebra.

Desde entonces, sin embargo, las críticas han arreciado por lo que algunos interpretan como un grave error de cálculo de Trichet sobre la gravedad de la situación económica de la zona Euro. 'El mayor riesgo de la zona euro en 2008 no es la inflación, sino la ralentización económica', han señalado en un estudio del OFCE (el Sciences-po Centre for Economic Research, de París) los profesores Eloi Laurent y Jerôme Creel.

Los sindicatos europeos pedirán el mes que viene más poder adquisitivo

Las críticas de Laurent, además, no apuntan sólo a las supuestas equivocaciones de Trichet desde el punto de vista económico sino también a la interpretación política del francés sobre su cargo. Y en particular a las veladas amenazas lanzadas contra los sindicatos sobre un endurecimiento de la política monetaria si se exceden en sus reclamaciones salariales.

Esa beligerancia del BCE en la negociación colectiva está soliviantando a los trabajadores. El próximo mes, con motivo del consejo de ministros de Economía y Finanzas de la UE al que asistirá Trichet en Liubliana, los sindicatos han convocado una manifestación en defensa del derecho a recuperar poder adquisitivo.

'El BCE', lamenta la Confederación Europea de Sindicatos, 'parte de la idea de que cualquier aceleración en la formación de salarios es una amenaza para la inflación y no distingue entre una subida nominal, a partir de niveles muy modestos, y una deriva inflacionista'.

Pero las críticas al BCE no llegan sólo desde el bando sindical. Esta misma semana, el director general del Fondo Monetario Internacional, el también francés Dominique Strauss-Khan, arremetía contra 'el exceso de poder' del BCE y pedía, vieja demanda parisina, 'un contrapeso político en la figura de un verdadero ministro europeo de finanzas'.

Las críticas más peligrosas para Trichet, sin embargo, son las relativas a la calidad de sus decisiones sobre los tipos de interés. Bajo su batuta, el BCE ha subido ocho veces el precio del dinero (hasta el 4% actual) y nunca lo ha bajado. Aún así, la inflación se encuentra en récord y la masa monetaria creció en 2007 por séptimo año consecutivo.

Trichet llega a la reunión del BCE de hoy acorralado entre el descontrol de sus dos variables y el riesgo de contribuir al desplome de la economía. 'El BCE no debe reaccionar ante el nivel actual de inflación', recomienda el CesIfo en su último informe anual. Ese instituto de estudios calcula que los precios recuperarán la calma en 2009. Si Trichet no pierde antes los nervios, su credibilidad puede aguantar intacta hasta entonces.

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