Los bancos refuerzan sus núcleos estables de accionistas
Los bancos españoles se atrincheran. Todas las entidades españolas que cotizan en Bolsa han reforzado durante el último año su núcleo estable de accionistas. La cotización a la baja del sector y los blindajes para evitar opas hostiles han hecho que directivos y propietarios históricos aumenten sus participaciones.
Las mismas acciones, pero cada vez en menos manos. Esta ha sido una de las consecuencias indirectas de las turbulencias que ha vivido el sector bancario desde el pasado verano. La tormenta desencadenada por las hipotecas subprime de Estados Unidos ha golpeado con fuerza la capitalización bursátil de la banca, lo que ha hecho que accionistas históricos y directivos refuercen sus participaciones con dos intenciones: comprar a buen precio y evitar opas hostiles.
Ayer mismo hubo un nuevo movimiento en esta dirección. El consejero delegado del grupo Santander, Alfredo Sáenz, y el vicepresidente tercero de la entidad, Matías Rodríguez Inciarte, informaban a la Bolsa de Londres de que entre ambos han invertido 680.000 euros en acciones del banco.
Entre consejeros y miembros de la familia Botín, el núcleo estable de partícipes alcanza ya el 5,08%. Los mayores inversores individuales siguen siendo la Fundación Marcelino Botín (con un 2,5%), representada por Emilio Botín en el consejo, y la aseguradora italiana Generali, con un 1,16%.
El otro gigante de la banca española, BBVA, ha vivido cambios importantes en su accionariado. Después de pasar años sin ningún inversor de referencia, el empresario gallego Manuel Jove fundador de la inmobiliaria Fadesa destinó de una sola tacada 3.200 millones de euros para hacerse con el 5% del capital.
Desde la fuga de las familias de Neguri, tras la salida en 2001 del copresidente proveniente de BBV, Emilio Ybarra, la entidad no contaba con ningún accionista de relevancia.
El tercero de los grandes, Banco Popular, también ha visto reforzarse su núcleo duro durante las turbulencias financieras. La sindicatura de accionistas, que agrupa a las familias inversoras tradicionales, mantienen un 14,43% del capital. Pero el empresario portugués Américo Amorim ha subido su participación hasta el 7,18% y el consejero Nicolás Osuna roza ya el 4%. En total, el consejo e inversores afines controlan el 40%, lo que blinda el banco de opas hostiles.
Los medianos también han reforzado su núcleo duro. En Banco Sabadell los accionistas estables como el presidente JoséOliu, empresarios catalanes como Isak Andic (Mango) o José Manuel Lara (Planeta), Alicia Koplowitz y el italiano Unicredit, suman cerca del 25% del capital.
Banco Pastor, controlado por la Fundación Pedro Barrié de la Maza (41% del capital) ha incorporado en los últimos años a Amancio Ortega y a la familia del Pino. Caixanova es titular de otro 5% del capital.
Las cajas de ahorro también tienen un peso específico en otras dos entidades. En Banco de Valencia, Bancaja controla un 38,4%, y en Banco Guipuzcoano las cajas vasca (BBK y La Kutxa) tienen más del 25% de los derechos de voto. En este último, el empresario Joaquín Martínez ha alcanzado ya el 10,75%.
Mención aparte merece el caso de Bankinter, donde la retirada del inversor Ram Bhavnani ha dado entrada en el capital a Crédit Agricole (19,75%), lo que ha llevado a consejeros, directivos y empleados a reforzar sus participaciones.
Sin noticias de los empleados
Frente al creciente peso de los miembros del consejo de administración en el capital de los bancos españoles, los empleados de las entidades siguen manteniendo una posición testimonial en el accionariado. En ninguno de los bancos cotizados la plantilla tiene más de un 4% de los derechos de voto en los órganos de gobierno y la tónica general es que su poder sea mucho menor. En entidades como Santander, Banco Popular o Banco de Valencia, su cuota de control es inferior al 1%, mientras que en otras, como Sabadell o Bankinter rondan el 3%.En este último caso se está demostrando que contar con una participación de relevancia no es baladí. Tras la irrupción de Crédit Agricole en el capital de Bankinter, han surgido dos iniciativas de empleados y directivos del banco español para sindicar sus acciones y hacer un frente común que aleje el peligro de una opa hostil por parte de la entidad francesa.La escasa representación de la plantilla en la propiedad de la banca española es una excepción respecto lo que sucede en otros países europeos. En Francia, los trabajadores de BNP Paribas y de Société Généralecontrolan el 5% y el 8% del capital de sus respectivos bancos. Mientras, la plantilla en activo y los jubilados del gigante alemán Deutsche Bank son propietarios del 8% de la entidad.Aunque los grandes grupos como Santander y BBVA han puesto en marcha diversos programas de incentivos para que la plantilla pueda comprar acciones en condiciones ventajosas, tanto los sindicatos como asociaciones de antiguos empleados reclaman con insistencia durante las juntas de accionistas que los bancos distribuyan más títulos entre trabajadores activos y retirados.