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Lealtad, 1
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Ojo, no se vayan a enfadar

Bruselas no aplicará ninguna regulación específica a los fondos soberanos. Los vehículos inversores de países del Golfo, de Rusia, China y Singapur no tendrán que hacer frente a una normativa especial por el hecho de ser públicos. Tendrán que decir, si quieren, cómo se toman sus decisiones de inversión y en qué compañías colocan su dinero. Un código de conducta voluntario que, si no viene acompañado de una normativa local, apenas pasará de una declaración de intenciones.

La inversión masiva de divisas procedentes de Extremo Oriente o de los países del Golfo Pérsico productores de petróleo es cualquier cosa menos nueva. Desde hace más de 10 años esta clase de inversores están entre los principales tenedores de deuda pública estadounidense. Pero a partir del año pasado empezaron a desembarcar en empresas cotizadas. Y ahí empezaron las suspicacias. Porque si uno compra deuda del Tesoro no influye en las decisiones del ministro, pero cuando compra Bolsa la cosa es bastante diferente. Inversores de sociedades estatales se podían convertir en los propietarios de compañías de empresas estratégicas. Y, claro, no todo el mundo estaba conforme.

El debate empezó en estos términos, pero ha terminado en un contexto bien distinto. Decir en qué condiciones estarían los mercados si no hubiesen irrumpido los fondos árabes y asiáticos para recapitalizar la banca europea y estadounidense es economía-ficción. Pero, desde luego, no estaría mejor que ahora. Ha llegado dinero fresco, en el momento preciso y sin preguntar por el precio. Así que en días como ayer los inversores ya no se fijan en las pérdidas millonarias sufridas por tal o cual banco, sino en que un inversor catarí se gastará miles de millones en el sector. Y, claro, la Bolsa sube.

Así se ha planteado la cuestión de los fondos soberanos. En un mercado que teme una crisis de gran calado y ha visto en los extranjeros una de sus escasas tablas de salvación. No hay que extrañarse de que la decisión final de Bruselas haya optado por no molestar a estos inversores. Podrían enfadarse. En el peor de los casos, podrían dejar de invertir. Cuando a uno le han dejado de atender sus médicos, no se para a examinar el currículum de alguien viene de fuera.

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