El coste de la pensión mínima se dispara por el alza adicional
Las subidas de pensiones mínimas, adicionales a la revalorización del IPC, en esta legislatura han costado 2.000 millones de euros. Este coste queda consolidado en la nómina de las pensiones durante toda la vida del pensionista (17 años de media), por lo que la Seguridad Social advirtió ayer a los partidos del efecto de futuras subidas.
El director general del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), Fidel Ferreras, alertó ayer del elevado coste que supone subir constantemente las pensiones mínimas del sistema. A pesar de que consideró justos estos incrementos, explicó que en los últimos cuatro años, el alza de las pensiones mínimas ha supuesto un desembolso de 2.000 millones de euros. Y, sobre todo, hizo hincapié en que este coste se consolida en el sistema para el resto de la vida del pensionista. Es más, hay que revalorizarlo cada año.
Por ello, alertó a los partidos políticos sobre los efectos de futuros incrementos de las pensiones mínimas. Y añadió que los futuros Gobiernos no deberían olvidar que si aplican nuevas subidas a las pensiones no contributivas o a las derivadas (viudedad), deberán aumentar proporcionalmente las prestaciones contributivas. De lo contrario, se desincentivaría la cotización, precisó Ferreras en un curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica.
Al margen de esta situación, el responsable del INSS admitió que la Seguridad Social 'tiene la mejor situación financiera de su historia'. Aunque esto no impide que los responsables del sistema se preocupen de su viabilidad financiera futura.
En su opinión, una de las principales amenazas de la Seguridad Social son las jubilaciones parciales: 'son un problema serio para todos los sistemas de toda Europa', dijo ayer Ferreras.
'No puede ser que este tipo de jubilación no tenga penalización, porque entonces estamos trasladando a la Seguridad Social decisiones empresariales', indicó.
La última reforma de pensiones endureció el acceso a estas jubilaciones parciales pero, según este responsable, esto no será suficiente para paliar la 'fuga' que suponen para el sistema. Máxime cuando los beneficiarios de esta modalidad de retiro son 'los trabajadores que más han cotizado y que cobran las mayores pensiones'.
En cualquier caso, sugirió que España debería 'al menos estudiar' la reforma de Suecia, donde la edad de jubilación se retrasa cada año tanto como aumente la esperanza de vida del pensionista a partir de los 65 años. En España se ha calculado que cada diez años, dicha esperanza se incrementa un año y 40 días. 'Hay que mandar a la sociedad el mensaje de que en 15 ó 20 años tendrán que trabajar algún año más', aseguró. En 2007, la edad real de jubilación pasó de los 63,5 a los 63,7 años.
Futuros cambios en la organización del trabajo
Las futuras reformas del mercado laboral deberían olvidar cambios en la contratación y el despido de los trabajadores. Así opinó ayer el secretario general de Empleo, Antonio González, quien apostó por que en la próxima legislatura las empresas aumenten la flexibilidad interna (organización del trabajo), en lugar de la externa (entrada y salida del mercado laboral). Según denunció González, España ocupa el penúltimo y último lugar en Europa en la rotación de tareas por parte de los empleados y en trabajo en equipo. Añadió que los empresarios deben dejar de guiarse por el control de los costes laborales y analizar la rentabilidad de un modelo de empleo basado en la formación y en la innovación de la organización del trabajo.Además, aseguró que el 40% del empleo creado desde 2004 ha sido de 'alta o muy alta cualificación'.