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Tribuna
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El contagio del producto asiático

La globalización de la economía es un hecho que, sin duda, aporta múltiples ventajas, pero que también tiene algunas consecuencias que perturban de manera considerable ciertas áreas de la actividad económica nacional. Por todos son conocidas las disfunciones que está provocando la irrupción de productos foráneos, fundamentalmente de origen asiático, en el sector textil y de complementos. De la misma forma, el campo de la decoración se ha visto veteado de piezas procedentes de estos mercados emergentes.

Este fenómeno, imparable, se ha contagiado a otras muchas áreas y, en concreto, ha desembarcado con gran fuerza en la dedicada al mobiliario de oficina y colectividades, como restauración, centros de enseñanza o instalaciones sanitarias, afectando especialmente a empresas de segmento medio y medio-bajo.

Los datos hablan por sí solos. Aunque los productos asiáticos todavía no encabezan la lista de importaciones del sector, en 2007 experimentaron un crecimiento superior al 100%. Además, esta pérdida de competitividad también se produce en el exterior. Estas circunstancias pueden ser inquietantes para un sector que ya superó una crisis en 2001, y que en los últimos años estaba consiguiendo unos excelentes resultados.

En la solución a este problema tenemos un papel predominante todos los agentes implicados en el sector. En este sentido, considero oportuno que las empresas asumamos cierta responsabilidad, y trabajemos para combatir esta situación adversa. En primer lugar, es prioritario fortalecer el tejido industrial de nuestro sector, a través del asociacionismo y el impulso de iniciativas comunes tanto en el mercado interno como en la promoción exterior de nuestra oferta y nuestra marca.

Asimismo, debemos seguir impulsando las inversiones en I+D+i que actualmente se realizan; generalizar una oferta basada en tres claves: calidad, diseño e innovación, y por último, rodear nuestros productos con un paquete de servicios de valor añadido, como pueden ser el asesoramiento o la venta personalizada.

Sólo de esta forma podremos dominar el mercado español, para que así las empresas que se encuentran en nuestro país confíen en el producto nacional para equipar sus instalaciones y situarnos después en la primera línea de la batalla exterior.

A pesar de las pequeñas alertas que pueden hacer saltar la entrada de los productos asiáticos, me atrevo a augurar buenos tiempos para la industria española de mobiliario de oficina. Los nuevos rascacielos de ciudades como Madrid y Barcelona, y la actual edificación de parques empresariales en muchas otras, suponen miles de metros cuadrados que habrá que vestir, y propugno desde estas líneas, que sea con productos que reúnan los requisitos más exigentes, tanto los estéticos y funcionales, como los relacionados con la salud y seguridad de las personas y el respeto al medio ambiente.

Alberto Sanz Novales. Presidente de los Fabricantes Asociación de Mobiliario y Equipamiento General de Oficinas y Colectividades y de Ofitec

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