Los Oscar reviven el cine de autor
Películas duras y sombrías, de pequeño presupuesto y baja taquilla compiten por las preciadas estatuillas que se entregan este domingo
La fiesta más glamourosa del cine vuelve fiel a su cita anual en Los Ángeles. De ser un lugar común, esta frase se convierte en noticia porque debido a la huelga de 15 semanas de los guionistas, hasta hace muy poco no se sabía si la mayor celebración de Hollywood, la 80 edición de la Superbowl del entretenimiento, se iba a celebrar. Podía haberse quedado en una impropia y tediosa rueda de prensa, como la de los Globos de Oro, pero los guionistas la desconvocaron justo a tiempo para que el show continuara. Y lo hace volviendo a un cine de autor, alejado de la superproducción y con cintas que, mayoritariamente, son duras y sombrías.
Hollywood ha nominado un western moderno y violento de los hermanos Coen, una historia sobre poder y petróleo en la California de fines del siglo XIX, una cinta sobre las sórdidas bambalinas de una firma de abogados, otra sobre una quinceañera embarazada y finalmente Expiación, basada en el magnífico libro que sobre la culpabilidad y las consecuencias de una mentira escribió Ian McEwan. Entre los documentales, hay cintas de la guerra de Irak y el mal estado de la sanidad en EE UU.
Casi todas han tenido pequeños presupuestos: Michael Clayton costó 20 millones de dólares (y según Nielsen, la productora se ha gastado unos 27,5 millones más en promoción), pero No es país para viejos y Pozos de ambición han tenido un presupuesto de 25 millones cada una; Expiación, 30 millones, y Juno apenas 7,5 millones. También son películas de pequeña taquilla, ya que solamente Juno ha conseguido pasar la barrera de los 100 millones de dólares (de hecho, casi 120). No es país para viejos, la cinta que permite a Javier Bardem convertirse en el favorito para el Oscar con su papel secundario, ha conseguido en EE UU menos de 60 millones. Sólo con los anuncios que se emitirán entre Oscar y Oscar, la cadena televisiva ABC se va a embolsar unos 85 millones de dólares.
La firma PwC lleva 74 años auditando el voto de la Academia de Hollywood
Pero cuando Hollywood se prepara para la fiesta poco importa que el cine saque a relucir las notas humanas más oscuras. Es tiempo de celebración, y puesto que este año debido a la huelga no ha habido muchas en el siempre efusivo mundo del espectáculo, este año se intentará tirar la casa por la ventana.
Jon Stewart, el presentador de esta edición, tiene el pie en el acelerador desde que se acabó la huelga y hace menos de una semana se puso a trabajar con sus guionistas en las líneas de su intervención. A su llegada a Los Ángeles, hace unos días, este genio de la sátira que ya presentó los Oscar en 2005, explicaba que lo único que le faltaba al guión eran los adverbios. Con eso se puede hacer un esfuerzo, pero el tiempo no ha permitido preparar la tradicional introducción grabada a modo de película.
Lo que también se ha quedado en el tintero por la huelga es la fiesta más glamourosa, la celebrada por Vanity Fair desde 1994. El editor de la revista, Graydon Carter, decidió cancelarla en apoyo de los guionistas y no la ha vuelto a poner en cartel. Durante años, esta fiesta ha sido tan grande que solo Elton John con su ágape benéfico (para la lucha contra el sida) ha podido competir. En esta edición se espera que el cantante atraiga a más de los 600 invitados del año pasado.
Antes irán al Governors Ball, la fiesta que se ofrece en el Kodak Centre, que suele ser donde los asistentes a la ceremonia se toman la primera copa. Este año saborearán la carne de kobe y los macarrones con trufa preparados por el chef Wolfgang Puck. La entrada cuesta 750 dólares por persona.
Así las cosas, las fiestas anteriores a los Oscar han cobrado un renovado interés. Previa a la gala, la agencia Endeavour organiza un evento íntimo al que asistirán algunos de sus distinguidos clientes, entre ellos Javier Bardem, Julie Christie y Viggo Mortensen.
Una de las más prometedoras, desde el punto de vista del cotilleo, será la del productor Jeffrey Katzenberg, que en su fiesta del sábado Noche por la Unidad reúne en la misma sala a Brad Pitt, Angelina Jolie y Jennifer Aniston.
Estas celebraciones son privadas. La gran fiesta para todos es la alfombra roja. Como si fuera una boda, el diseño de los vestidos de los protagonistas es secreto. Para los creadores jóvenes, es la única oportunidad que tienen este año para lucirse y repetir la historia de Elie Saab, catapultado por el Oscar a Halle Berry en 2002. Lo que se descuenta, por el ir y venir de joyeros, es que este año sea el de los diamantes.
Solo dos personas estarán tranquilas. Brad Oltmanns y Rick Rosas, auditores de PricewaterhouseCoopers (74 años auditando los votos de la Academia). Son los únicos que saben qué nombre contienen los sobres. Se les distinguirá por su sonrisa cómplice.
Candidatos para una estatuilla
'Ser uno de los elegidos es ya todo un honor'. Es la frase que ha estado ensayando George Clooney de cara a la noche de los Oscar. El intérprete, nominado como actor principal por Michael Clayton, da por hecho que la estatuilla irá a manos de Daniel Day-Lewis, que no para de recibir premios (Globo de oro, Bafta) por su papel de buscador de petróleo en Pozos de Ambición.Sería su segundo Oscar -lo ganó en 1989 por Mi pie izquierdo, igual que para Clooney, aunque el suyo (Syriana, 2005) como actor de reparto. Del resto de candidatos, Tommy Lee Jones consiguió el Oscar por El Fugitivo en 1993, Johnny Depp ha sido nominado en la misma categoría en 2003 y 2004, mientras que para Viggo Mortensen es su primera nominación.Entre las féminas, Cate Blanchett es la primera actriz en obtener dos nominaciones por encarnar el mismo personaje. La australiana -Oscar a la mejor actriz secundaria en 2004 por El aviador- también opta al Oscar como actriz de reparto por I'm not there (antes que ella, otras diez actrices compitieron en el año en ambas categorías).Entre el resto de candidatas a mejor actriz, Marion Cotillard, Laura Linney, Ellen Page y Julie Christie, sólo ésta última, gran favorita, tiene un Oscar, lo ganó por Darling en 1965.Las apuestas a la dirección se dividen entre Schnabel y los Coen. Los hermanos ya ganaron un Oscar como guionistas por Fargo en 1996. Entre los actores de reparto, destaca el protagonismo de Javier Bardem, nominado en 2000 por Antes de que anochezca en la categoría principal. Compite con Casey Affleck, Philip Seymour Hoffmann (Oscar por Capote, 2005), Hal Holbrook y Tom Wilkinson. Bardem lo ha ganado todo (el Globo de Oro, la Crítica de Nueva York, el Bafta). De conseguir el Oscar, sería el primer actor español en ganar el galardón.