¿Quién paga las obras en EE UU?
Denver (Colorado), un inmenso agujero que se abrió en la interestatal I-25 forzó el cierre de varias vías el pasado viernes 8 de febrero. Tres días antes, el dique de un canal de irrigación venció tras las fuertes lluvias en Fernley (Nebraska) y cientos de casas fueron afectadas por las inundaciones. Día 11 de diciembre, en Lancaster, las autoridades admiten que tendrán problemas para cuadrar en el presupuesto la reparación de 6.000 puentes en deficiente estado y mantener autovías.
Esta es la lluvia fina de incidencias y accidentes que recoge la página web de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (www.asce.org). En ella sigue prominente el informe que en 2005 presentaron al Congreso de EE UU con respecto a las infraestructuras. Fue el mismo año en el que el huracán Katrina desarmó a Nueva Orleans de sus diques y ocurrió lo que nadie debe olvidar.
En el informe se estima que se necesitarán unos 1,6 billones de dólares en los siguientes cinco años simplemente para actualizar las infraestructuras. 'Establecer un desarrollo y mantenimiento a largo plazo deber ser una prioridad nacional. Pero en el corto plazo se pueden dar pasos por el Congreso, las legislaturas locales y las comunidades para mejorar las defectuosas infraestructuras del país'. El estudio pasó casi sin pena ni gloria.
El verano pasado dos senadores, el republicano de Nebraska, Chuck Hagel, y el demócrata Christopher Dodd, convocaron una rueda de prensa para hablar de la crítica situación de las infraestructuras. Era agosto. A aquella convocatoria que llegó cuando empezaba a saltar por los aires la crisis del crédito se le prestó la atención que se le suelen prestar a los asuntos que llevan muchos años siendo urgentes. Poca.
Esa misma tarde se colapsó un puente sobre el río Misisipí en Mineápolis y 13 personas perdieron la vida. Sucesivos estudios indicaron que en realidad era cuestión de suerte que no se cayeran más porque muchos puentes, incluido el de Brooklyn, estaban necesitados de atención.
Los senadores Hagel y Dodd han puesto en marcha una legislación para establecer un fondo que financie la puesta a punto de la infraestructura del país. Algo que ayude a financiar grandes proyectos. Pero en estos malos tiempos puede que la urgencia de tales medidas pase a segundo plano.
El jueves, Ben Bernanke presentó ante los senadores, entre los que estaban Dodd y Hagel, un informe poco optimista sobre la situación económica del país. Hagel reconoció ante tal análisis que el capital 'necesario para infraestructuras no parece que vaya a existir. Entonces, ¿cómo hacemos? tenemos una situación inadecuada cuando el resto del mundo invierte en ello'.
El secretario del Tesoro, presente en la comparecencia, admitió que era un asunto significativo, aunque no de su competencia sino de otras agencias. La conclusión que sacaron es que las necesidades son tan importantes que el sector público no lo va a poder hacer solo. El sector privado tendrá que sumarse, máxime teniendo en cuenta los problemas que la crisis en las aseguradoras de bonos está acarreando a la deuda municipal que tradicionalmente ha provisto de fondos para obras.
Puede ser el momento para que EE UU vea con mejores ojos los sistemas de concesiones de autopistas y nuevas formas de financiación de infraestructuras que hasta ahora no han convencido mucho, como saben las constructoras españolas.