Sanidad, el único punto que separa a Clinton de Obama
Las próximas primarias de calado para los demócratas serán en Texas, Ohio y Pensilvania. Estos dos últimos Estados sufren la crisis económica más que otros, motivo por el que los candidatos están insistiendo más en esta área. No obstante, las propuestas de Hillary Clinton y de Barack Obama son similares. Lo que los distingue es su remedio a la crisis de la sanidad.
EE UU confía la cobertura sanitaria de forma mayoritaria a los seguros médicos privados y uno de los problemas más graves es que sus costes no dejan de crecer a ritmos mayores que la inflación. Su coste los hace prohibitivos para muchas empresas (que los han dejado de ofrecer en sus contratos) y para las familias. Hay unos 45 millones de personas sin cobertura médica que no cualifican para los programas estatales, Medicare (para mayores) y Medicaid (para pobres). Cuando están enfermos pagan astronómicas facturas y cuando están sanos no se plantean chequeos.
Los dos candidatos planean una política que obligue a las aseguradoras privadas a ofrecer pólizas a todo el mundo. Ambos quieren hacer accesibles los costes y Clinton lo hará limitando los costes de las primas según los ingresos de las familias. Además ofrecerá subsidios para afrontar estos gastos.
Clinton, que tiene mejor perfiladas las líneas de su programa, se ha fijado un objetivo más ambicioso que Obama ya que no renuncia a que con su receta la cobertura sea universal (privada). Clinton obligará a que todo el mundo tenga seguro mientras que Obama no. El senador solo cree que debe ser obligatorio para los niños. Para Obama la clave es rebajar los costes.
Su lógica es que si son baratos, los americanos contratarán pólizas. Los estudios hechos por los especialistas afirman que no es el caso. Clinton no deja de criticar a Obama por este punto ya que considera que la universalidad de la sanidad es algo a lo que no puede renunciar un demócrata. Además le critica porque dice que le copia muchas propuestas. Sea así o no, lo cierto es que sanidad parte cuesta ver objetivos y políticas distintos.
Ambos contendientes se centran en la clase media y quieren hacer que los impuestos les sean más benignos. Los dos desean eliminar uno de los recortes fiscales de George Bush que más apoyo tiene en Wall Street, el de dividendos. Con respecto al de plusvalías, Clinton quiere que al eliminar la rebaja el tipo impositivo no suba por encima del 20%. Obama lo subiría al 28%.
Ambos quieren mantener y ampliar los recortes destinados a las familias de medianos y bajos ingresos pero como también quieren equilibrar el presupuesto las que ingresen más de 250.000 dólares al año perderán esos recortes de Bush.
Los recortes fiscales que Obama destinará a las clases medias y bajas costarán unos 80.000 millones de dólares. El senador quiere mantener el impuesto de sucesiones y ella quiere reformar el AMT (un impuesto pensado para ricos que ahora amenaza a la clase media) pero no eliminarlo.
Ambos candidatos quieren reforzar las protecciones de los ciudadanos frente a la industria financiera y ayudar más a los estudiantes. Los dos ofrecerán ayudas fiscales a las empresas que no se lleven los puestos de trabajo al extranjero y penalizarán a las que lo hagan. Los demócratas están a favor de dinamizar las energías alternativas y del libre comercio siempre que se respeten en los países socios mínimos estándares medioambientales y laborales.
Y ¿cómo pagar por esto? Con la eliminación de algunas rebajas fiscales, las que perderán las petroleras y una agresiva política para cerrar agujeros y paraísos fiscales.
El dudoso ensayo de la cobertura universal privada
A diferencia de Europa, donde de forma principal o subsidiaria el Estado es el único pagador de un sistema de cobertura universal, en EE UU toda la teórica y la práctica destinada al objetivo de que todo el mundo tenga médico, pasa por el sistema privado. Y de momento, los escasos ensayos están lejos de rendir frutos que no sean amargos.Mitt Romney, quien hasta hace unos días era candidato republicano, puso en marcha hace un año y medio en Massachusetts, donde era gobernador, un plan que obligaba a la suscripción de una póliza sanitaria so pena de mula. El Estado subsidiaba a todo el que no pudiera hacerse con ella, penalizaba a las empresas que no ofrecieran el seguro y montó una especie de pool para acceder a seguros más baratos. El problema es que no se calcularon bien los costes por no saberse con precisión el número de no asegurados. Ahora el coste de los subsidios está disparado aunque hay 300.000 personas más con seguro.El segundo ensayo, esta vez no nacido, ha sido en California donde el gobernador republicano Arnold Schwarzenagger se hizo con el apoyo demócrata para hacer un plan de corte similar al de Romney. Al hacerse las proyecciones de gastos el parlamento californiano se echó para atrás ya que hay más gente sin seguro en este Estado que en Massachusetts y su presupuesto es más reducido.