Contsa suspende pagos y bloquea los ahorros a 1.200 inversores andaluces
El grupo sevillano Contsa se ha declarado en suspensión de pagos y ha dejado sin ahorros a 1.200 andaluces que le cedieron un total de 25 millones a cambio de rentabilidades medias mensuales del 20%. La compañía, no registrada como entidad de inversión, admite un pasivo de unos 50 millones, pero asegura disponer de activos por 80.
Contsa justifica la crisis en el parón del sector inmobiliario y en la falta de liquidez del sistema financiero y asegura que podrá hacer frente a las reclamaciones que han empezado a lloverle, alguna de ellas en forma de demanda por estafa, desde que en diciembre pasado dejó de pagar los altos intereses que prometía, entre el 15 y el 30%. Pese a ello, no estaba registrada como empresa de servicios de inversión ni entidad financiera.
En un comunicado, el presidente del grupo, José Salas Burzón, explicó que esta situación ha tenido lugar como consecuencia de 'la fuerte presión y exigencia de ciertos sectores de inversores y su negativa a aceptar ningún tipo de moratoria que pudiera permitir el relanzamiento de la actividad económica cuando las circunstancias del mercado lo permitieran'.
Salas Burzón señala que por la coyuntura del mercado, tanto la actividad como los beneficios de Contsa han sufrido una fuerte caída que ha impedido 'un puntual reparto de intereses a sus inversores, lo que ha caracterizado el extraordinario comportamiento de la compañía desde hace casi 20 años'.
Fuentes financieras aseguran, no obstante, que la empresa presentaba una estructura piramidal -los nuevos participantes pagan los intereses a los antiguos- y actuaba convirtiendo a los pequeños inversores en socios. Estos cedían a la empresa préstamos participativos que luego Contsa invertía en activos inmobiliarios, principalmente de Andalucía, y en productos financieros como la renta vitalicia. El grupo, llegó a expandir en los últimos meses su negocio financiero e inmobiliario a la Europa del Este y a EE UU, aunque su actividad en estos mercados era todavía muy limitada.
Hasta 200.000 euros
La mayoría de los inversores afectados, que en un 40% eran accionistas de la firma, se localizan en Sevilla, aunque también existen ahorradores en Huelva y Cádiz. Muchos de ellos, según admiten en foros de internet, llegaron a pedir dinero a entidades bancarias para aprovechar la alta rentabilidad que prometía Contsa. Las aportaciones, según admite la empresa, van de 6.000 a 200.000 euros.
La compañía, que disponía de una fundación y era muy activa en la vida social sevillana, se fundó en 1989, aunque se centró en las inversiones inmobiliarias a partir del años 2000, cuando pasó a denominarse Contsa Corporación Empresarial.
La empresa ha declinado confirmar el montante de dinero captado a los pequeños accionistas, aunque algunas fuentes apuntan que puede sobrepasar los 25 millones de euros. Según las cuentas oficiales de la compañía, la facturación de 2006 ascendió a seis millones de euros, con unos beneficios de 1,2 millones. Opera también en negocios como el óptico, agrícola, fiscal y laboral, aunque el grueso de su actividad es inmobiliaria. En este campo, según informaba la propia empresa, invertía en pisos, locales, apartamentos y naves industriales para sacarlos al mercado en régimen de alquiler. Asimismo, adquiría inmuebles mediante el sistema de renta vitalicia como inversión a largo plazo y compraba y vendía inmuebles, además de construir.
En el año 2005, la sociedad sevillana anunció su expansión internacional y su apuesta por el mercado inmobiliario de los países de Europa del este, como República Checa y Bulgaria con una partida presupuestaria de ocho millones de euros. También se desvelaron entonces inversiones por cuatro millones en Miami y Nueva York 'para futuros desarrollos inmobiliarios que son el principio del desembarco de Contsa en el mercado americano'. Según explicaba en esas fechas José Salas Burzón, 'en España la consolidación del sector inmobiliario es ya una realidad, debido a que la inversión privada ya no confía en la Bolsa y una gran parte se han pasado a este sector por su rentabilidad y seguridad'.
La cifra
30% es la rentabilidad máxima que llegó a ofrecer la empresa, que pagaba distintos intereses según las cantidades captadas entre sus inversores.