Empresarios dispuestos a cambiar el mundo
La élite empresarial europea se apunta al capitalismo creativo de Gates y plantea nuevas vías de crecimiento sostenible y responsabilidad
Los Gobiernos dirigen cada vez menos el rumbo del mundo', afirma Alan Greenspan. 'Las fuerzas del mercado global se han convertido en la influencia dominante del sector financiero y de la economía', añade el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Pero, entonces, ¿hacia dónde vamos y quién llevará el timón?
Los nuevos filósofos y filántropos que quieren mejorar el mundo y hablan de la necesidad de una nueva estrategia global orientada a la justicia social son empresarios. Son voces muy dispares, como el multimillonario y filántropo Bill Gates o George Soros, el inversor convertido en la buena conciencia de los hombres de Davos (Suiza), un papel que comparte con el cantante y activista Bono (de U2) y el político estadounidense Al Gore. Todos ellos exigen reflexión y cambios. Y coinciden con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en que 'las empresas se están convirtiendo en parte de la solución, no del problema.'
En el mismo sentido, se expresa Bill Gates, quien habló de un nuevo 'capitalismo creativo que utilice las fuerzas del mercado para hacer frente a las necesidades de los países pobres' en el Foro de Davos, que reúne a los ricos y poderosos del mundo con el declarado objetivo de mejorarlo. El jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann, y el editor alemán Hubert Burda (que edita 252 revistas y diarios en 19 países) han quedado para reflexionar sobre estas ideas porque están convencidos de que ése es el futuro.
'Nuestra generación puede poner a cada niño en la escuela', señala Bono, líder de U2
El creador de Microsoft ha declarado a The Wall Street Journal que no se trata de un nuevo modelo de capitalismo, sino de convencer a los empresarios de que hay un inmenso mercado en la parte inferior de la pirámide socioeconómica mundial. O sea, las empresas deberían unir los negocios a las buenas acciones, lo que permitiría generar ganancias y mejorar la vida de los más pobres. 'Es lo que yo llamo capitalismo creativo'. Algo así como un capitalismo con brújula para solucionar los problemas sociales de la mayoría del mundo. 'Porque los Gobiernos solos no pueden', dice el segundo hombre más rico del mundo (después de Carlos Slim, según Forbes).
Otro empresario inmensamente rico, el intelectual Hubert Burda, asegura que 'algo está cambiando en el mundo, y también en Davos'. Burda registra una mayor disposición de la élite económica mundial a reflexionar sobre las sombras del capitalismo. 'Quienes se han beneficiado de la globalización observan cómo este proceso es cada vez mayor y más rápido, lo que puede llevar a conflictos que, a su vez, desestabilicen la economía'. Según Burda, para trasladar estas ideas sirven tanto los eventos sociales (Davos) como los conciertos Live-Aid (1985) y Aid-8 (2005) organizados por los músicos Bob Geldorf y Bono para recaudar fondos para África. Sirven mensajes como el de Bono en Davos: 'Igual que la generación anterior puso al hombre en la Luna, la nuestra puede ser la que ponga a cada niño en la escuela'. Y sirven ideas como la marca Red, creada por Bono y Bill Gates en 2006. Los Product Red son productos de una serie de empresas (Microsoft, Dell, American Express, Apple, Motorola) que destinan un porcentaje del precio de cada unidad vendida al Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria. Hasta ahora han generado 50 millones de dólares, según señala Bono.
Además, a partir de ahora Microsoft y Dell transferirán entre 50 y 80 dólares al fondo por cada ordenador Product Red que vendan. En internet, Dell se expresa así: 'Dell XPS One (Product) Red tiene un precio base de 1.599 dólares y se donarán 80 dólares a la fundación, lo que asegura medicación retroviral para un paciente durante 6 meses. Y Dell XPS M1550 (Product) RED, con un precio de 1.149 dólares y una donación de 50 dólares que asegura retrovirales para un enfermo durante 4 meses'.
Uno de los países que más se ha beneficiado de la globalización es Alemania. 'Sin embargo, la gente palpa las consecuencias de la competencia global y pide un capitalismo suave. Incluso algunos países vuelven al socialismo. Si los Estados no vigilan, el temor a la pobreza amenaza con acentuar el proteccionismo comercial'. Lo dice Marc Beise, responsable de Economía del diario Süddeutsche Zeitung. Para Beise, 'aunque los jefes de los grandes consorcios energéticos participan en Davos en un debate de reflexión sobre la explotación de la naturaleza y las reservas energéticas no cambiarán su política de hoy para mañana'. Pero son impulsos.
'Es que no hay alternativas', apunta el empresario suizo Eberhard von Koerber, copresidente del Club de Roma (fundado en 1968 para impulsar el crecimiento económico estable y sostenible). Von Koerber opina que la humanidad se encuentra de nuevo ante un gran cambio y que la configuración de un marco internacional apoyado en el crecimiento sostenible será uno de los grandes retos del siglo XXI.
La nueva responsabilidad social es también fruto de la demanda social. El experto muniqués en gestión ética, Jürgen Schott, pone como ejemplo el debate provocado por la actual decisión de Nokia de cerrar su planta de teléfonos móviles en Bochum (Alemania), a pesar de sus fabulosos beneficios, para fabricar en Rumanía.
Aunque la actitud de Nokia no sea censurable, lo cierto es que a la larga se producirá una pérdida de credibilidad de la marca. También, 'se contemplan críticamente reglas de juego tales como las desorbitadas remuneraciones a directivos estrella o la que impone, por ejemplo, que las empresas deben alcanzar réditos del 30%'.
La asesora de empresas Pilar Jericó vincula el capitalismo creativo a los proyectos de sostenibilidad y responsabilidad social empresarial. 'En un mundo en donde no parece que existan grandes movimientos de ideas y valores, las empresas tienen espacios muy interesantes para responder a estas inquietudes'. Para Jericó, una empresa que invierte muchísimo en este tipo de iniciativas es la compañía de transporte española MRW, que destina desde 1993 más del 1% de su facturación bruta a su plan de ayuda Acción Social y forma parte de la fundación Empresa y Sociedad. Según Alternativa Responsable, un colectivo que promociona la RSE en España, 'nuestro país y sus empresas están al frente de muchas iniciativas mundiales de RSE'.
En el mismo sentido se expresa Javier Ruiz, responsable en España de Dexia Asset Management, el grupo financiero europeo líder en fondos de inversión socialmente responsables (ISR): 'Los proyectos puntuales de ayuda social son muy loables, pero creo que son más eficaces las empresas que esbozan programas globales de sostenibilidad'.
Además eso tiene impacto económico positivo. 'Por esta razón, cada vez son más quienes escogen fondos que invierten en empresas rentables con buena imagen social.'
El boom de los fondos verdes
'Inversores éticos evitan bonos de EE UU', concluye la alemana Oekom Research AG, una agencia rating independiente que desde 1993 evalúa las empresas según criterios socioeconómicos para asesorar a inversores de fondos sostenibles. Según Oliver Rüdel, analista jefe de Oekom Research, desde hace años EE UU incumple requisitos mínimos ecológicos y sociales. Esta es la razón por la que muchos fondos sostenibles eluden EE UU. En su último estudio de sostenibilidad, el país se coloca en el lugar 36, tras Brasil y México, y sólo por delante de China y Rusia. En primera posición, los tres países escandinavos: Noruega, Suecia y Dinamarca. Alemania, en octavo lugar. El mercado de los fondos sostenibles (invierten en empresas con responsabilidad social) se ha duplicado durante el último año en la zona europea de habla alemana alcanzando los 34.000 millones de euros, según el instituto de investigación SRI. Lo que refleja tanto el aumento del dinero invertido en estos fondos como el incremento de valor de las inversiones. Desde el año 2000, el volumen manejado por los fondos se ha multiplicado por veinte. Sin embargo, representan sólo un 1% del mercado en Alemania.
Un ejecutivo de Microsoft crea un rincón para leer
'Pero usted está loco', le dice un periodista alemán al filántropo americano John Wood. En 2000, Wood era un ejecutivo de Microsoft en China, cuando decidió abandonar la compañía y fundar Room to Read. Sin embargo, Wood no sólo le permite hablar así de él sino que le dice que no es la primera vez que lo oye. '¿Un alto ejecutivo de 35 años deja su magnifica posición y sus fantásticas perspectivas económicas y laborales para fundar una asociación que ayuda a escuelas y niños de países pobres?'. Por el contrario, Wood piensa que es raro que haya pocas historias de este tipo. 'Nunca antes hubo tal concentración de riqueza'.John Wood, que por entonces trabajaba con Steve Ballmer (CEO de Microsoft), decidió tomarse un descanso de 18 días. Cogió su mochila y se fue a Nepal. 'Llegué a Bahundanda y pude visitar su colegio de 450 alumnos y la biblioteca. Pero, no disponía de libros para los chicos. Prometí a su director que volvería con libros'. Wood escribió mensajes a todos sus conocidos pidiéndoles que enviaran a la casa de sus padres en EE UU buenos libros usados para crear una biblioteca en el Himalaya. Seis semanas después volvía a cargado con 3.000 libros. Más tarde concibió un plan de negocio y pidió un préstamo para conseguir donaciones.A la gente de negocios le digo: 'Vuestras marcas son completamente irrelevantes para los dos mil millones de personas que viven con menos de dos dólares al día'.Hasta ahora ha recogido 33 millones de dólares para construir escuelas y bibliotecas en Nepal, Laos, India, Sri Lanka, Vietnam, Camboya, Sudáfrica y Suramérica. Hoy, 1,5 millones de niños asisten a colegios financiados por esta organización. Ha creado 3.870 bibliotecas, publicado 146 libros para niños, donado 1,4 millones de libros en inglés, creado 136 laboratorios de informática e idiomas y procurado fondos para 3.448 becas.