Jubilados mayores, felices y con pocos ahorros
España y Suiza son los países donde el retiro es más tardío, según Axa
Los españoles se jubilan tarde y mal. Y aunque en lo que se refiere a la calidad de vida y a las expectativas que tienen respecto a la jubilación se encuentran entre los ciudadanos más positivos del mundo, la realidad es que los trabajadores, en España, no se preparan para la llegada de este momento.
El IV Estudio Internacional sobre Jubilación del grupo Axa, presentado ayer en Madrid, desgrana algunas de las dinámicas y tendencias de la jubilación en el contexto internacional. Entre los datos más llamativos del informe destaca el hecho de que España es, junto con Suiza, el país en el que los trabajadores se jubilan más tarde. Los españoles se desvinculan del entorno laboral a los 62 años, cinco años después que la media que refleja la encuesta. Los chinos se sitúan en el lado opuesto, con una edad media de 52 años.
Tiempo libre
Los profesionales retirados aprovechan su tiempo libre para cultivar aficiones, cuidar a su familia, pasear o hacer excursiones. Los españoles, en este apartado, se encuentran entre los más activos de la encuesta. Además, el descanso, la paz y la tranquilidad son las principales ideas asociadas a la jubilación, a las que se unen el tiempo para uno mismo, las vacaciones y los viajes.
La mayor parte de los españoles piensa en positivo respecto a la jubilación, aunque un tercio de los ya jubilados también la relaciona con aspectos negativos, como los problemas de salud, la estrechez económica o la muerte. España es también uno de los países más optimistas en cuanto a la mejora de la calidad de vida de los jubilados con el paso del tiempo. Nueve de cada diez profesionales retirados cree que su retiro es mejor que el de sus padres, el porcentaje más alto de toda la encuesta internacional.
El optimismo español frente a la llegada del fin de la actividad laboral puede chocar con la información que el estudio aporta respecto a los ahorros mensuales y la preparación o el conocimiento de los activos que se tendrán tras la jubilación.
Sólo un 21% de los trabajadores saben qué ingresos poseerán cuando se jubilen, frente al 54% de los alemanes o del 44% de los suizos y estadounidenses. Además, los profesionales españoles se sitúan al final de la lista de trabajadores activos que han empezado a prepararse para la jubilación (solamente un 30% de los encuestados). Esta lista la encabezan países como la República Checa, EE UU o Bélgica, donde más del 70% de los empleados consultados ya había comenzado a ahorrar.
Si se hace referencia a la cantidad de dinero que se ahorra al mes destinado a este fin, los españoles se hallan entre los puestos más bajos, con 196 euros. Cifra que sin duda choca con los más de 400 euros de Suiza, EE UU y Australia.
Trabajar para después disfrutar, parece que ésta es la filosofía. A la hora de gastar lo ahorrado para el fin de la vida laboral, los españoles son los ciudadanos que en mayor medida piensan usar el dinero para disfrute personal (79%). Y en contraposición, aquellos que en un menor porcentaje (12%) desean conservar sus ahorros para dejárselo a sus herederos.
Debe añadirse que cuando se trata de personas ya jubiladas, los porcentajes cambian. El 34% de los jubilados españoles opina que dejarán sus ahorros a sus familiares. En este caso, el porcentaje de personas que deciden gastar su dinero en la jubilación se reduce hasta el 54%.
Aversión al riesgo
Productos con rentabilidad mínima, pero escaso riesgo. Es la opción más común entre los trabajadores la hora de seleccionar las opciones financieras para hacer frente a la jubilación. Sin embargo, España destaca, junto con países como Reino Unido, Marruecos o Portugal por contar con una mayor aversión al riesgo en esta clase de ahorro.En el lado opuesto, se hallan países como Australia, EE UU, Canadá o China, donde el porcentaje de persona dispuestas a contratar productos con una rentabilidad más elevada pero que incluya un cierto riesgo financiero, es mayor.En el lado de las personas que ya se han jubilado, y en el caso español, el número de retirados que está dispuesto a asumir riesgos es aún menor.