Una intervención aplaudida por las cajas de ahorros
El nombramiento de Todó evita que se politice el cargo
Puede que sea la primera vez -o por lo menos eso dicen los directivos de las cajas-, que el sector está encantado con que los poderes políticos hayan intervenido tan directamente en el nombramiento de un director general. Estamos hablando de la elección de Adolf Todó como primer ejecutivo de Caixa Catalunya.
La Generalitat, y más concretamente el conseller de Economía, Antoni Castells, fue uno de los primeros en proponer a Todó, hasta el 22 de enero director general de Caixa Manresa. Todó sustituía así a José María Loza, quien adelantaba voluntariamente su salida como director general de la caja por desavenencias con el presidente, Narcís Serra.
Los conflictos entre ambos provenían casi desde el aterrizaje de Serra a la caja. De hecho, el ex vicepresidente del Gobierno del PSOE, ya había iniciado la búsqueda de un director general, en este caso femenino y ligado al partido socialista, aseguran todas las fuentes consultadas. Algo que no era tampoco del agrado de la Generalitat ni de la Diputación de Barcelona, principal poder en la caja. No querían politizar la elección de un director general.
El nuevo directivo fue propuesto por la Diputación y la Generalitat
Loza anunció su salida el 21 de enero aprovechando la presentación de resultados anual, y en ausencia de Serra, hecho que a nadie pasó desapercibido. Era la primera vez que un presidente de Caixa Catalunya no asistía a este evento anual.
La Diputación consideraba, como Castells, que la opción de Todó era la mejor para sustituir a Loza. El ya ex director general de Caixa Catalunya había comunicado hacía unas semanas tanto a la Generalitat como a Celestino Corbacho, presidente de la Diputación, su decisión irrevocable de abandonar la caja sin levantar polvareda. Loza nació en el edificio donde se ubica la sede de la entidad, una de las razones de peso por las que lo que menos pretende es dañar la imagen de la institución.
Los consejeros de Caixa Catalunya aceptaron inmediatamente la decisión de la Generalitat. Confían en la valía de este ejecutivo que llevaba 12 años en Caixa Manresa. El poder político ha influido en la elección de los presidentes de las cajas. En alguna ocasión también en la de un director general, pero de forma encubierta.
En esta ocasión la designación ha sido prácticamente gestada por la Generalitat y la Diputación. Pero ha diferencia de otros nombramientos en el sector comparten su intervención. 'Ha sido una elección que pretendía evitar la politización de la primera línea ejecutiva de la caja. Ha sido un intervencionismo positivo', señala un alto cargo de las cajas.