Saber atraer a profesionales externos, la clave del éxito
Los emprendedores aseguran que la etapa más difícil de su aventura empresarial es cubrir la necesidad de directivos
Consuelo Castilla es una psicóloga barcelonesa que en 1987 trabajaba como head-hunter (cazadora de talentos) 'cuando ni se sabía lo que era'. Decidió independizarse y crear una compañía dedicada a la selección de personal de alto nivel. 'Mi sueño era que pudiera crecer y abarcar toda España'. Veintiún años después, su compañía emplea a 100 personas y está presente en Barcelona, Madrid, Valencia y Gerona.
Castilla se sienta en el auditorio de la escuela de negocios IESE y, con el sueño cumplido, dice que va a explicar cómo lo ha conseguido. Con frecuencia las escuelas de negocios organizan seminarios en los que unos cuantos emprendedores a la cabeza de negocios sólidos y envidiables tratan de transmitir a otros empresarios o estudiantes emprendedores dónde está la clave del éxito. El problema para el oyente es que, en ocasiones, es realmente difícil encontrar el punto en común en sus experiencias que explique su éxito. No es el caso del coloquio El desarrollo de equipos y la profesionalización, celebrado en IESE esta semana. Hay una característica presente en las cuatro aventuras empresariales explicadas: en todos los proyectos se ha sabido involucrar a terceros y superar el proceso de profesionalización de la compañía.
Julián Espegel, fundador y director general de Productos Solubles, es otro de los emprendedores que se brinda a desvelar el secreto de su éxito. Su proyecto empresarial es singular: fabricar café soluble en Palencia y competir con multinacionales del tamaño de Nestlé o Sara Lee. Trabajan para clientes con marca blanca, por lo que no tienen un nombre que los identifique. Para dar una idea de la dificultad del negocio, Espegel cuenta que en Europa sólo hay tres fabricantes de café soluble'.
La vida de su empresa 'y la de la mayoría de las que nacen de emprendedores' ha pasado por tres etapas. La primera es la fundación, 'en la que los emprendedores lo hacen todo'. La segunda es la consolidación, 'en la que los empresarios lo dirigen todo'. æpermil;ste, asegura, es el periodo en el que es difícil delegar y, cuando lo consigues, 'muchas veces acabas en la delegación inversa, al final todos los asuntos acaban en ti para que seas tú el que asuma la responsabilidad'. En su caso, cuando se hallaban inmersos en esta segunda etapa tuvieron una crisis de crecimiento que les obligó a traer gente de fuera. 'Sin ninguna duda, la fase más difícil en la creación de una empresa es la incorporación de gente externa'. La tercera y última etapa de las empresas es la delegación, en la que se crea el comité de dirección.
La introducción de profesionales externos fue también la tabla de salvación de KH Lloreda. Josep Maria Lloreda pertenece a la segunda generación de una empresa que nació hace casi 60 años, en 1949, en el sector de la joyería. 'En cualquier lugar que pudieran necesitar oro, allí estábamos'. Pero en 1994 se quedaron sin clientes, 'una empresa saneada, pero sin clientes'. La salida para KH Lloreda fue centrarse en el mundo del detergente, que hasta entonces habían fabricado para su consumo. 'Reconozco que la incorporación de profesionales externos nos ayudó a salir adelante'. Hoy tienen un 43% de la cuota de mercado en detergentes específicos para manchas.
Este reconocimiento no se contradice con la idea de promocionar a la gente propia. 'Es una cuestión que hay que cuidar, porque es muy motivador'.