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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Resaca bursátil tras la tormenta

Nadie diría que la semana pasada las Bolsas de todo el mundo vivieron una de las más agitadas de la historia reciente, a juzgar por el saldo con el que la cerraron, con ligeras subidas o pérdidas muy limitadas. La española saldó la semana con un descenso inferior al 4%, tras haber perdido en algunos momentos más del 10%, envuelta en una volatilidad extrema que registró, con sólo dos jornadas de distancia, la mayor caída y el mayor avance de la historia del Ibex. El temor de los inversores a una recesión en la economía estadounidense y la aplicación de algunas de las soluciones demandadas por los operadores han manejado los movimientos del dinero en las últimas sesiones. Pero la incertidumbre no se ha despejado.

La mayoría de los analistas da poco crédito al último rebote de los mercados y apuesta por nuevos mínimos, puesto que considera que las valoraciones actuales tienen aún poco que ver con las estimaciones de beneficios que las corporaciones tienen para este ejercicio. Esta semana será también decisiva para los mercados, con la reunión de mercado abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos, en la que debe clarificar su política para los próximos meses. Pese a haber bajado el precio del dinero 75 puntos básicos de forma sorpresiva fuera del calendario oficial de reuniones, buena parte del mercado espera recortes adicionales esta semana para que no haya dudas sobre la apuesta de la autoridad monetaria americana por evitar la recesión en la primera economía del planeta.

Pero una bajada adicional y tan rápida podía alarmar en exceso al mercado, que ya no tendría duda alguna de que la crisis está ya dentro. Este extremo deberá aclararlo Ben Bernanke ante el mercado en la reunión de mañana y pasado, mientras los agentes económicos digieren sus decisiones y la inyección de renta que, vía fiscal, ha propuesto el Gobierno de Bush: unos 100.000 millones de euros en rebajas de impuestos.

Mientras tanto, Europa espera. Sólo una semana después será el BCE quien tome la palabra, aunque hay muy pocas posibilidades, por no decir ninguna, de que baje los tipos de interés mientras persistan las tasas de inflación actuales. Y es que en Europa la inflación tiene un peso específico muy superior en el análisis de la autoridad monetaria a la desaceleración del crecimiento, salvo que éste sea muy fuerte. Por el momento, la Comisión Europea ha advertido que recortará la estimación de crecimiento del PIB de este año como consecuencia de la desaceleración de Estados Unidos, pero no de forma drástica. En el caso de España, los mensajes de las empresas aparecidos la semana pasada son optimistas sobre 2008, especialmente los ofrecidos por los bancos, pese a admitir una desaceleración fuerte en la concesión de crédito. Por tanto, los beneficios deberían tener un comportamiento generoso aún este año, aunque con un crecimiento más modesto.

Pero siguen existiendo en el ambiente elementos no controlados. La crisis financiera de Estados Unidos puede reproducir nuevos episodios ligados a las aseguradoras de crédito o financieras volcadas con el consumo que propicien nuevas sacudidas a los mercados. Por tanto, la cautela es la mejor actitud en las próximas semanas.

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