La difícil decisión de la FED
Wall Street clama por drásticas rebajas de tipos. A la vez hay economistas que consideran que pierde credibilidad por responder a los mercados. La crítica le llueve de todos los flancos
Hemos estudiado las implicaciones de la volatilidad de los precios de los activos en la gestión de la política monetaria y demostramos que es deseable que los bancos centrales se centren en las presiones inflacionistas subyacentes. Los precios de los activos sólo se convierten en relevantes cuando pueden indicar focos de potencial inflación o deflación. Decisiones que tienen como objeto directo el precio de los activos tienen efectos indeseados'. Este es el resumen que acompaña al estudio Política Monetaria y volatilidad en los precios de los activos. Sus autores, en 2000, fueron Ben Bernanke y Mark Gertler.
Como investigador, el actual presidente de la Fed tiene en su haber una serie de títulos como Los efectos reales de las crisis financieras: teoría y evidencias y Efectos no monetarios de la crisis financiera en la propagación de la Gran Depresión, entre otros. Dado el actual escenario, sus credenciales académicas le certifican como la persona ideal para la Fed. Pese a ello, y antes de cumplir dos años en el cargo, el profesor es blanco diario de críticas.
La mayor presión viene de Wall Street. La rebaja de tipos en tres cuartos de punto fuera de calendario el martes no las acalló. Y abrió otras.
El principal dardo contra Bernanke se ha lanzado por su presunta lentitud a la hora de reconocer el avance de la crisis económica y no entender la dinámica de los mercados. Antes de esta pasada semana, la Fed había rebajado un punto los tipos de interés, pero para los mercados no ha sido suficiente ni la rebaja ni la timidez con la que explicaba cómo veía las perspectivas económicas mientras enfatizaba los riesgos inflacionistas. Los economistas de Wall Street querían que las autoridades vieran en las cifras lo mismo que ellos, un escenario de recesión, y acciones para atajarla.
El 10 de enero, Bernanke se comprometió a actuar decisivamente de ser necesario aunque no coincidía en el análisis macro. Para entonces, ya había calado el sentimiento de que el presidente de la Fed reaccionaba a los acontecimientos pero no se anticipaba.
Las primeras presiones llegaron el pasado agosto cuando muchos economistas e inversores clamaban, como mínimo, por una rebaja del tipo de descuento (que ocurrió por primera vez en este ciclo tras una reunión fuera de agenda). En enero, las apuestas por una rebaja de tipos de 75 puntos básicos crecían. El lunes, quienes veían el desplome bursátil mundial especularon con la decisión fuera de agenda. Llegó el martes.
Quienes defienden esta rebaja creen que no curará los males pero estabilizará la situación. Otro argumento es que se pone un techo al pánico y que cuando el mercado cae se crea una realidad económica. Ahora, la apuesta es que los tipos bajen medio punto más el miércoles porque lo del martes fue solo ponerse al día.
En el lado de la preocupación quedan comentarios como los del especialista en bonos de la CNBC, Rick Santelli, quien señalando a los traders del mercado decía que se ha creado la percepción de que 'estos chicos son el jefe'.
La presión viene ya por ambos lados. En Goldman Sachs han estado a ambos lados de la crítica. Su economista, Jan Hatzius, explicaba en un informe que aplauden la rebaja pero no entienden cómo no llegó antes. Este economista dice que el martes se crearon varios problemas de percepción, entre ellos que se vea lo que ocurre en los mercados como 'una medida del éxito de la política de la Fed y que se vuelva a hablar del Fed put' (la seguridad de que se actuará si los mercados lo necesitan).
La tesis de Hatzius es que, bien Bernanke sabía algo que el resto no sabía, bien reaccionó al pánico de los mercados. Algo que llevaría la contraria a su tesis de 2000.
El jueves, un portavoz de la Reserva Federal dijo que no se actuó como contestación a la crisis en Société Général y a la falsa alarma que provocó la acción con la que la firma trató de deshacer las posiciones del intermediario al que acusa de fraude. El portavoz dijo que la Fed no conocía esta situación y está cómoda con una rebaja que hizo para facilitar la circulación del crédito. Dean Croushore, economista de la Universidad de Richmond está de acuerdo con esta explicación. 'Los estudios de Bernanke muestran que cuando el crédito se para, la economía también lo hace en seco'. Hay tiempo para valorar a Bernanke. Por ahora la presión crecerá.
Una medicina de efectos retardados
Antes se notarán los efectos de las bajadas de tipos del año pasado que el que pueda añadir los 75 puntos básicos que se redujeron el pasado martes (y los que puedan venir). La rebaja de los tipos de interés no es un remedio real hasta pasados meses de su aplicación (ver cuadro). Esto se une al hecho de que normalmente se constata la realidad de la recesión cuando ya se ha salido o se está a punto de salir de ella.Todo ello hace muy incierto el efecto beneficioso de nuevas y agresivas bajadas de tipos, por más que muchos economistas como los de UBS esperen que a mediados de año los tipos estén en el 2.5%, ya que incluso la recesión que se prevé no se espera que sea dura.NigelGault, de Global Insight, dice que es difícil que Bernanke se quede sin munición si la crisis se prolonga y recuerda que su predecesor, Alan Greenspan, rebajó y mantuvo durante tiempo los tipos al 1%. Pero esto es precisamente lo que inquieta a los que critican que con esta acción que abarató el crédito se disparara la burbuja de la vivienda. Ahora es difícil imaginar una nueva burbuja pero no una subida de la inflación.Llegar tarde a un escenario de recesión con estímulos monetarios o fiscales es frecuente. En las ocho que ha habido en EE UU desde la Segunda Guerra Mundial, sólo en la última, la de 2001, se aprobó un paquete de ayudas fiscales unos meses antes de que acabara. Hasta entonces siempre llegaron mucho después.