_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Energía y competitividad de la siderurgia

En un mercado realmente globalizado, sin trabas al comercio internacional, la energía constituye un factor clave para la competitividad de las empresas, especialmente la de los sectores industriales intensivos en el uso de este recurso. Por ello, disponer de la suficiente energía a precios razonables debe constituir uno de los objetivos fundamentales del modelo energético de cualquier país que quiera que sus empresas sean competitivas en un mercado cada vez más abierto y globalizado.

La siderurgia española es el sector industrial que mayor cantidad de energía eléctrica utiliza en nuestro país, con un consumo en torno a los 12.000 GWh anuales, y ésta supone un elemento muy relevante de sus costes. Pero, a la vez, es un sector que ha logrado un elevado nivel de eficiencia energética, contribuyendo al equilibrio y estabilidad del sistema eléctrico nacional. La electricidad que utiliza la consume preferentemente en horas valle, cuando la demanda del conjunto del país es menor. En los momentos en los que el consumo global es muy elevado, la siderurgia interrumpe su producción para que el resto de los consumidores de electricidad no se vean afectados, con sobrecargas de líneas de transporte y riesgo de un posible apagón. Todo ello aporta estabilidad al sistema eléctrico y facilita su programación.

Además, el proceso productivo de la siderurgia ofrece ventajas muy relevantes al medio ambiente, porque la energía eléctrica se utiliza básicamente para reciclar acero ya desechado y porque es el único sector que ha reducido sus emisiones de CO2 con respecto a 1990.

Por otra parte, la estructura de la economía española requiere una utilización de productos de acero relativamente intensiva. Este aumento de demanda ha llevado a las empresas siderúrgicas a realizar fuertes inversiones. A pesar de ello, la balanza comercial española de productos de acero presenta un importante déficit, que obliga -con el fin de equilibrarla- a realizar inversiones, cuantitativamente muy importantes, cuya planificación requiere un esquema de costes estable a largo plazo.

Sin embargo, el extraordinario incremento del precio unitario de la energía eléctrica -la tarifa eléctrica industrial se ha incrementado en un 30% en los dos últimos años- y la incertidumbre sobre su evolución pone en cuestión la viabilidad de estas inversiones. Hay que recordar que está anunciada la próxima desaparición del sistema tarifario, sin que, por el momento, estén definidos los parámetros del sistema de determinación de precios que lo sustituya.

El efecto de la energía sobre la planificación de las inversiones puede venir acrecentado por el alto grado de internacionalización de la siderurgia española. La práctica totalidad de las empresas del acero radicadas en nuestro país forma parte de grupos multinacionales que, en sus planes de inversión, optan por potenciar su actividad productiva donde las condiciones son más favorables. Por ello, los costes energéticos se convierten en un factor decisivo de competitividad.

El sector siderúrgico, junto a otros sectores de gran consumo de electricidad, está dispuesto a cerrar contratos de suministro con las empresas eléctricas, de forma que la sustitución del sistema de tarifas se haga de manera ordenada y sin gran quebranto para la industria.

Es necesario encauzar la concreción de estos contratos, no sólo en precios sino también en plazos, habida cuenta de las limitaciones en la oferta en un mercado exclusivamente nacional. Un compromiso de precios aceptables, que sólo se extendiera a un plazo corto, crearía incertidumbre y preocupación sobre su evolución a medio plazo, dado el alto grado de concentración empresarial del sistema de generación eléctrica.

Ante el panorama expuesto, y conscientes de que compartimos los análisis y las preocupaciones de los demás sectores industriales de nuestro país que utilizan gran cantidad de energía en su proceso productivo, desde la industria siderúrgica consideramos necesaria una actuación firme de la Administración española, dirigida a conseguir que los costes de la energía eléctrica para las empresas industriales no sufran una escalada en un horizonte temporal previsible.

Otros países de nuestro entorno, como Francia, Bélgica o Finlandia, cuentan con planes concretos, cuya finalidad es, precisamente, impedir una escalada de los costes energéticos que ponga en peligro la competitividad de sus respectivas industrias.

Creemos que es absolutamente necesario que España cuente con una estrategia energética que incluya, entre sus objetivos prioritarios, el mantenimiento de la capacidad para competir del conjunto de la industria española. De las decisiones que se adopten al respecto dependerá en buena medida el futuro del tejido industrial de nuestro país.

Gonzalo Urquijo Presidente de Unesid (Unión de Empresas Siderúrgicas)

Archivado En

_
_