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'Telecos'

Telefónica abre su sede histórica a la sociedad

Será una megatienda por tamaño, pero más que eso por concepto, ya que unirá productos con un centro de demostraciones y un café en uno de los edificios más emblemáticos de Madrid. Y a la tecnología se sumará la cultura, con dos plantas de museo para los fondos de la fundación. Telefónica prepara una revolución para su sede de Gran Vía, que se convertirá en un espacio lúdico abierto al público.

Lo inauguró Alfonso XIII cuando era el rascacielos más alto de Europa; lo bombardearon durante la guerra, e incluso alberga un fantasma, Goyito, en la planta de presidencia. El edificio de Telefónica en el número 28 de la Gran Vía madrileña ha pasado mucho durante sus casi 82 años de historia -desde que se puso la primera piedra- y ahora se enfrenta a una remodelación que supondrá su apertura al público como un espacio tecnológico, comercial y cultura para todos los ciudadanos.

La iniciativa, en fase de proyecto pero que dará sus primeros frutos visibles cuando se acerque el verano, se produce justo cuando el Ayuntamiento de Madrid refuerza sus planes para rehabilitar el centro. Sin embargo, por mucho que las intenciones de Telefónica para su sede hayan hecho las delicias del alcalde, la explicación a por qué se hace y por qué en este momento es otra.

Y es que con las campanadas de fin de año se puso término a un proyecto que ha durado años y que ha supuesto la mudanza de entre 11.000 y 14.000 trabajadores de la operadora repartidos por múltiples edificios en la capital -incluido el de Gran Vía- a un nuevo macrocomplejo en la ciudad de las comunicaciones de Las Tablas. Telefónica no sólo se va a ahorrar los alquileres de tanto inmueble, sino que ha visto cómo se liberaban miles de metros cuadrados en un edificio que es de su propiedad y que ha albergado su sede desde que se puso la última piedra: el de Gran Vía 28.

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En concreto, son 8.000 metros cuadrados los que quedan vacantes con la mudanza de los empleados, directivos e, incluso, del presidente. Se trata de la planta baja, primera, segunda, tercera y cuarta del edificio. Y la suerte para ellas ya está echada: se convertirán en un centro lúdico de acceso gratuito y libre a la sociedad.

El proyecto se divide en dos partes fundamentales, pero que en todo momento se pretende que estén conexionadas tanto en espíritu como en accesibilidad.

La primera gran apuesta ocupará la planta baja -la de acceso a la calle- y la inmediatamente superior. Con el apoyo de la empresa franco-estadounidense Desgrippes Gobé, especializada en imagen corporativa, Telefónica está diseñando un espacio tecnológico, comercial y de ocio. La idea se asemeja a las megatiendas emblemáticas que compañías como Nike, Apple o Virgin tienen en Nueva York o Londres, pero pretende ser más que eso.

Por supuesto, los clientes de Telefónica podrán adquirir todos los productos y servicios que tenga a la venta la compañía -si la apertura es en junio, el iPhone podría incluirse ya entre ellos-. Pero se trata más de una propuesta de centro de demostraciones, donde todos los productos se puedan probar con calma y asesoramiento y que tenga como característica diferencial la exposición de innovaciones y servicios tecnológicos que todavía no estén a la venta, para que los usuarios puedan acceder y tocar el futuro de las telecomunicaciones.

Una de las zonas clave de esta área será la recreación de un salón de una casa, tradicional en su concepción, pero no en su contenido, que incluirá todos los avances en domótica y hogar digital. También habrá un café para fomentar el contacto, las interacciones y el descanso.

Esta zona de dos plantas estará conectada en vertical con las otras tres abiertas al público, que estarán dedicadas a la cultura. Desde la tienda se podrá acceder a la segunda planta, donde se instalará el Museo de las Telecomunicaciones -actualmente en la planta baja-, y a la tercera y cuarta, donde estarán las exposiciones de la Fundación Telefónica, con 2.000 metros cuadrados para exhibir los fondos de una de las instituciones benéficas mejor dotadas de España.

Habrá exposiciones permanentes y temporales, y estas últimas podrán mantenerse más tiempo porque la falta de espacio ya no obligará a levantarlas por necesidad. También se construirá un auditorio en la segunda planta y salas de reuniones, donde organizar seminarios y actividades culturales. La zona cultura tendrá un acceso independiente desde la calle Fuencarral para aquellos que prefieran saltarse el área comercial.

En estos momentos, cuando la parte del edificio de Telefónica que está abierta al público es mínima, las colecciones que se han expuesto ya han demostrado contar con el respaldo de la afluencia ciudadana. Las cuatro que se exhibieron en 2007 atrajeron a 170.000 personas, una cifra que, junto con las visitas al Museo de las Telecomunicaciones, convierte al edificio es uno de los diez museos más visitados de Madrid.

Y eso que los fondos de que dispone Telefónica y que gestiona la fundación que lleva su nombre son desconocidos hasta cierto punto para el gran público. Por ejemplo, la operadora tiene una de las colecciones más completas de arte contemporáneo, que fue creada entre 1983 y 1988 para rescatar una serie de artistas del siglo XX que habían destacado por su intemporalidad y proyección internacional. Suma 84 piezas entre pinturas y esculturas de nombres como Juan Gris, Picasso, Chillida, Tàpies y Luis Fernández.

Telefónica también cuenta con una importante colección de fotografía contemporánea, con 78 obras; dispone de 418 obras sobre papel de artistas como æscaron;rculo o Antonio Saura, y es titular de una compilación muy completa de arte cubista, con 41 obras realizadas entre 1912 y 1933 de Juan Gris, Jean Metzinger o Albert Gleizes, entre otros.

Algunos de estos fondos, junto con las exposiciones que decida exhibir Telefónica -el año pasado ofreció a Zhang Huan o Luis Ramón Marín-, estarán de forma permanente o temporal al acceso del público de forma gratuita.

La zona cultural cierra el proyecto de rehabilitación, porque a partir de la planta quinta Gran Vía 28 se cierra al ocio y se convierte en laboral. De esta planta a la última, la decimocuarta, el espacio se reserva para trabajadores de Telefónica, ya que varios centenares seguirán desempeñado sus tareas en el edificio, incluido Goyito.

Emblemas a superar

Apple, Virgin o Nike son ejemplos de empresas que han acometido proyectos como el de Telefónica, con tiendas emblemáticas en las que se transmitiera la imagen, la filosofía de la compañía. La española quiere ir más allá. Los resultados se conocerán en verano.

La entrada del Empire State por un arquitecto español

Debía ser un buen anuncio para una compañía modélica y moderna, el mejor reclamo en el mejor enclave posible, que uniera suntuosidad, utilidad, riqueza y carácter popular. Corría el año 1926 y una Compañía Telefónica Nacional de España nacida dos años antes y propiedad de la estadounidense ITT encargaba a un arquitecto la construcción de su sede social en la Gran Vía de Madrid. No buscaron muy lejos. Siguiendo el espíritu de la empresa, el arquitecto estaba allí mismo, en plantilla.Ignacio de Cárdenas tardó tres años en coronar un rascacielos de estilo racionalista-metropolitano, con indudable toque español en algunas zonas, y con un par de clónicos repartidos por el mundo. La inauguración oficial fue el 14 de julio de 1929, un año antes que el edificio Chrysler y dos años antes que el Empire State, pero el rey Alfonso XIII ya había estrenado el inmueble en 1928, en el primer acto público que albergó cuando todavía no estaba terminado. Fue la inauguración del servicio telefónico entre España y Estados Unidos. El Rey habló con el presidente estadounidense Calvin Coolidge.Telefónica se mudó desde sus cuarteles de Conde de Peñalver para estrenar el edificio donde instalaría su sede social. Y donde la seguirá teniendo, porque pese a la mudanza de miles de empleados a Las Tablas, incluido el presidente, César Alierta, y el consejo de administración, Gran Vía mantendrá su título.Los 88 metros de altura que cierran el que fue durante meses el rascacielos más alto de Europa y hasta 1953 el líder español en altura -lo superó el Edificio España, situado a escasos 500 metros- han resistido una Guerra Civil en la que le acertaron los bombardeos pero, como comprobaba personalmente Cárdenas cada mañana después de una noche de bombas, nunca lo amenazaron.Ahora toca una nueva rehabilitación y el objetivo que tienen encomendados los arquitectos que se encargan de ella es la misma que tenía Cárdenas allá por 1926: la mejor imagen para la compañía. Y se hará sin poner en riesgo ninguno de los elementos exteriores o interiores que le dan carácter. La intención es respetar no sólo toda la fachada, sino también los artesonados, las columnas, los suelos, los grabados y los relieves que lo componen, sin olvidar esa entrada lateral de bronce y marfil muy similar a la del Empire State. No se hace sólo para cumplir la protección arquitectónica que defiende el edificio, sino para preservar su historia, de la misma forma que se ha hecho al conservarlo como sede social, en detrimento de la ultramoderna ciudad de las comunicaciones de Las Tablas.Tampoco se cambiará un cable de la central telefónica que da servicio a lo más castizo de Madrid desde la planta quinta. Ni las plantas que se mantienen para empleados. El resto sí, lo cambiarán los ciudadanos.

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