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El análisis de la semana

Los planes de renta variable empiezan mal el año

El inicio del año no está resultado en absoluto favorable para la renta variable, aquejada de una volatilidad bastante más elevada de lo que se le presuponía de antemano, ya que en estos meses, posiblemente hasta la primavera, tendrían que clarificarse algunas de las incógnitas que rodean a los mercados y, por lo tanto, eran terreno propicio para la inseguridad y los movimientos alternos en las cotizaciones. De momento, el año acumula dos semanas consecutivas en negativo, lo que ha conducido a unas pérdidas en los planes de renta variable que oscilan por lo general entre el 2% y el 4%.

En la renta fija, las perspectivas no son tampoco buenas, aunque el riesgo de pérdida es bastante más moderado en el corto plazo. Los tipos de interés viven una fase de difícil pronóstico, ya que las políticas monetarias de los principales bancos centrales se encuentran sometidas a presiones contrapuestas. El caso más destacado es el del Banco Central Europeo (BCE), en donde la inmovilidad de los tipos dura ya demasiado tiempo y corre el riesgo de mantenerse durante varios meses más, incluso durante el conjunto del año 2008, como empiezan a temerse algunos gestores. Esta pasividad de los tipos deja las rentabilidades de los planes en posición muy similar a la del año recién concluido.

Para los inversores, la alternativa reside por lo tanto en esperar a ver si la renta variable toma rumbos más positivos, aunque lo máximo que se podría esperar es un rendimiento de hasta el 10% como máximo, ya que los mercados de renta variable no parecen estar para muchas alegrías. Si se cumple la hipótesis pesimista, la que asegura que EE UU puede entrar en recesión o que China pasará a una fase de menor crecimiento tras los Juegos Olímpicos, estar en la renta variable no será la opción más confortable y será bueno acudir por una temporada a los cuarteles de invierno de la renta fija.

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