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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La inflación, primer enemigo del inversor

La inflación es el primer y más peligroso enemigo de cualquier renta, lo que la convierte en el primer objetivo de batalla de las autoridades monetarias, especialmente en Europa, donde los estímulos al crecimiento quedan más relegados. Sólo cuando la inflación está bajo control, al contado y en el futuro, las apuestas de los bancos centrales abren la mano para estimular el crecimiento. La tradición germánica que ha conservado el Banco Central Europeo sigue, por tanto, determinando los mandamientos sagrados de los guardianes del valor del euro.

La irrupción tras el verano de una avalancha inflacionista generalizada, impulsada por la demanda energética y alimentaria de Asia, ha colocado los índices en tasas nada moderadas (4,3% en España). Además de suponer ya una resta importante para todas las rentas, puede desatar una espiral de precios si todos los agentes económicos pretenden recuperar en cadena las pérdidas, actualizando los precios de bienes, servicios o factores productivos. Lo más acertado es que cada parte ceda una pequeña parte de su margen, para consolidar el beneficio general de mantener la hidra inflacionista aletargada el mayor tiempo posible.

Mientras tanto, este año puede ser clave para dilucidar el futuro de los precios, y los inversores deben buscar productos que pongan su patrimonio y su rentabilidad a salvo. Ya habrá tiempo para desafiar la gravedad del planeta económico cuando los deflactores sean despreciados por insignificantes. En todo caso, este año, a juzgar por las ofertas de remuneración de depósitos mejoradas por la crisis de liquidez, las revalorizaciones esperadas en las Bolsas, los tipos de la deuda soberana y corporativa o los dividendos distribuidos por las cotizadas, puede que todo esfuerzo sólo sirva para neutralizar el IPC. Pero hay que intentarlo, conjugando riesgo, fiscalidad y rentabilidad estimada.

La Bolsa ofrece muy buenas oportunidades de retribución por dividendo, con una apreciable parte exenta de impuestos, que además puede tener doble retorno si en el medio plazo el clima de recesión se diluye.

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