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SMS para salvar a un pueblo

Un grupo de empresas de servicios a móviles inicia una campaña solidaria para comprar un municipio argentino

SMS para salvar a un pueblo
SMS para salvar a un pueblo

Del desahucio a la posibilidad de ser dueños de las casas que habitan. Todo en menos de un mes. A principios de diciembre de 2007, los habitantes de Olivares de San Nicolás, en la provincia argentina de Córdoba, creían que perderían sus modestos hogares, ya que se incluían en un remate de terrenos. Una parte de la localidad -con 175 viviendas más algunos asentamientos de temporeros- está situada dentro de un latifundio de 2.216 hectáreas propiedad de la empresa Olivares y Viñedos, con una deuda bancaria. Todos los medios argentinos amplificaron de la noticia: un pueblo, con su escuela, iglesia, juzgado de paz, comedor escolar y cancha de fútbol, iba a ser subastado. Ahí empezó la salvación de San Nicolás.

'Estábamos en Argentina por negocios y conocimos el caso por la prensa, por lo que decidimos hacer algo', explica Luis Dueñas, de la española Asociación de Empresas de Servicios a Móviles (Aesam), que agrupa al 60% del sector de compañías de tecnología y contenidos para terminales. El caso era ideal para iniciar una acción solidaria con protagonistas también perfectos: un pueblo con nombre de Papá Noel en plena campaña navideña, dentro de un latifundio privado, con pobladores muy pobres dedicados a la recogida de la aceituna.

En Aesam idearon la campaña Salvemos a San Nicolás para reunir, mediante mensajes SMS, el dinero suficiente (unos 50.000 euros) para que los habitantes comprasen al dueño la parte del pueblo afectada, 20 hectáreas, y así evitasen su salida a subasta. Desde la semana pasada cualquiera puede enviar un SMS al número 7766 con el texto 'Salvemos' con un importe de 1,2 euros. La asociación ya ha recogido alrededor de 1.000 euros.

Tras el ruido mediático por la subasta, la situación ha cambiado. Un juzgado de Buenos Aires paralizó, a petición del acreedor BBVA Banco Francés (del grupo BBVA), el remate previsto para el 18 de diciembre, según ha señalado la entidad financiera. El banco remite a informaciones posteriores en las que un perito declaraba que el poblado siempre ha estado fuera de la fracción de terrenos a subastar. Así que la espada de Damocles se alejaba definitivamente para los jornaleros. Y se sembraba una duda: ¿sería una estratagema del dueño de Olivares y Viñedos para dilatar el finiquito de la deuda contraída en 1993?

'No es cierto que el proceso haya acabado -rechaza Eduardo de Luca, abogado del jefe comunal del pueblo-, una cosa es lo que el banco ha dicho en la prensa y otra lo que dice el expediente judicial. ¡Que lo digan por escrito en el juzgado!'. Este letrado, en conversación telefónica desde Buenos Aires, explica que tampoco conoce la acción solidaria de Aesam. 'El problema no es el dinero. La campaña no sirve para nada. El tema económico es insignificante, 400 dólares por hectárea o menos. Es una decisión política del banco'. Según De Luca, en el momento que la entidad comunique por escrito que no rematará la deuda correspondiente a los terrenos del pueblo, se acaba el problema.

Mientras, en Aesam seguirán recaudando a través de SMS y, aunque la asociación de momento no aporta fondos, 'están viendo la posibilidad de participar comprando un tractor' para complementar la campaña, explica Luis Dueñas. La patronal fija su acción en el más largo plazo, independientemente de que al final los habitantes de San Nicolás consigan escriturar a su nombre los inmuebles. El responsable de Aesam hace hincapié en que lo importante es garantizar la situación de los jornaleros cuando se subasten los terrenos adyacentes a la localidad. 'La segunda parte es conseguir que quien compre la finca siga con la producción olivarera', añade. Hasta que no se pronuncie el juzgado el cuento de Navidad para salvar a San Nicolás no habrá llegado a su fin.

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