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Resumen 2007. El parón inmobiliario

Astroc, icono del cambio de ciclo

Cada periodo de bonanza bursátil y de revalorizaciones meteóricas tiene su icono. Una persona o una empresa paradigmáticas, una compañía fetiche que acoge todas las expectativas, por injustificadas que sean, cuando el viento sopla a favor y que luego se convierte, con tanta o más intensidad, en pasto críticas despiadadas. Astroc, la inmobiliaria fundada por Enrique Bañuelos, representa fielmente el fenómeno del pinchazo inmobiliario en Bolsa de este año, y su caída en desgracia marca el fin de una época para el sector del ladrillo.

Su desplome, que ha contagiado al sector, evoca los fantasmas de Terra con una asombrosa sucesión de paralelismos. Si la filial de internet de Telefónica se recordará como el fiasco que puso cara al pinchazo tecnológico, Astroc queda como el valor que mejor ilustra los excesos del boom inmobiliario.

Se estrenó en Bolsa el 24 de mayo de 2006 a un precio de 6,4 euros por acción y en febrero del año siguiente marcaba un máximo de 72,6 euros. La acción multiplicó su valor en Bolsa en menos de un año por 11,3 veces -Terra escaló 11,7 veces su precio de salida- y atrajo al calor de su espectacular rally a renombrados accionistas, como el grupo Godia, que entró en el capital de la compañía a las pocas semanas de su debut bursátil, y la inmobiliaria Rayet. Amancio Ortega, el hombre más rico de España, cedió a los cantos de sirena de Astroc y adquirió una participación del 5,01% antes de que terminara 2006.

Pero accionistas grandes y pequeños quedaron atrapados por igual cuando comenzó el desplome. También su presidente y fundador, Enrique Bañuelos, que había logrado colocarse en la selecta lista Forbes de las cien mayores fortunas del mundo gracias a su posición como principal accionista de Astroc. Su fortuna le abrió además la puerta de Banco Sabadell, del que se convirtió en principal accionista individual a comienzos de 2007. Bañuelos fue el artífice de que una compañía con un beneficio de 93 millones al cierre de 2006 alcanzara un valor en Bolsa de 9.000 millones de euros. Pero el inexplicable desequilibrio entre la realidad de Astroc -dedicada casi en exclusiva a negociar calificaciones del suelo- y su valor bursátil terminó por explotar.

A mediados de abril de este año, CincoDías publicaba que buena parte del beneficio de Astroc en 2006 fue resultado de operaciones de compra y venta de inmuebles entre la compañía y la sociedad patrimonial de Bañuelos, según reflejaba la auditoría, que apuntaba además a posibles trabas legales para el desarrollo de algunos planes urbanísticos. El día que se conoció la noticia, Astroc se desplomó el 43%, presa sin remedio de la desconfianza del mercado.

Astroc ha intentado enderezar el rumbo en los últimos meses. Dejó en el tintero una ampliación de capital por 2.000 millones de euros, anunció la dimisión de Bañuelos y el fichaje de un consejero delegado, Juan Antonio Alcaraz, que impulsó la fusión con Rayet Promociones y Nozar para terminar dimitiendo a los seis meses de haber sido nombrado.

La fusión -formalizada el 14 de diciembre- marca el comienzo de una nueva etapa para Astroc, que cierra el año con un nuevo récord: cotiza por primera vez por debajo de su estreno, en los 5 euros por acción, y cae el 87,43% anual.

Digestión pesada para Colonial

2007 quedará para Colonial como el año de las fusiones y del desplome bursátil en la recta final. La inmobiliaria Inmocaral, antigua Fosforera Española, absorbió este año a la catalana Colonial, cotizada en Bolsa, y se quedó con su nombre para abordar la adquisición de Riofisa. Esta fiebre compradora ha dejado una deuda de 9.000 millones de euros, que presiona para emprender otro proyecto de integración, esta vez con la francesa Gecina, con el que diluir ese endeudamiento. Colonial caído el 37,75% en las dos últimas sesiones del año y el 62,3% en 2007.

Metrovacesa se parte en dos

Mientras unas suman activos, otras optan por su división. La pugna entre sus dos principales accionistas, que catapultó la acción a finales de 2006, terminó por resolverse en la partición de Metrovacesa, anunciada en febrero de este año. La familia Sanahuja se queda con la parte española y su presidente Joaquín Rivero con la francesa Gecina. Metrovacesa, que llegó a ser la mayor del sector, cotiza ahora fuera del Ibex 35 y ha perdido el 33,3% en 2007. En compensación a un año de cambios vertiginosos, pagará dos euros por acción a cuenta de 2007.

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