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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Realismo y optimismo

La economía española seguirá creciendo por encima del 3% en los próximos tres años, según los cálculos que el Gobierno ha comunicado a Bruselas en la actualización del Programa de Estabilidad 2007-2010. El vicepresidente segundo, Pedro Solbes, explicó el viernes que el PIB mantendrá un ritmo de crecimiento del 3,1% el año que viene (rebaja dos décimas la previsión sobre la que se sustentan los Presupuestos aprobados en el Congreso), el 3% el siguiente y el 3,2% en 2010.

Tres son los factores que moderan el crecimiento. Menor consumo de los hogares, menor inversión en bienes de equipo y, sobre todo, un descenso de la inversión en construcción. De hecho, apenas crecerá un 1% en 2008 e, incluso, un 0,6% en 2009. Solbes prefirió no desagregar este retroceso entre la construcción residencial y el resto, lo que hace pensar que la inversión en vivienda no sólo no crecerá, sino que caerá respecto a años anteriores. No obstante, el Gobierno considera que no se construirán menos de medio millón de casas anuales el próximo trienio. Por otro lado, la caída en inversión residencial será compensada en buena parte por la obra civil, lo que explica que el consumo público aumente hasta el 5,2%, cuando hace unos meses lo hacía un 4,4%.

El Programa de Estabilidad otorga gran protagonismo al sector exterior, con un avance de la exportación del 6%, gracias al cual se aliviará la caída de la demanda nacional y permitirá que el PIB avance sólo dos décimas menos. Así, si el déficit comercial restará 0,8 puntos al crecimiento de 2008, y en los nuevos cálculos de Solbes para el año siguiente restará la mitad. Si se compara el nuevo escenario con el elaborado en septiembre, resulta extraño que el sector exterior haya mejorado su rendimiento. Si desde el verano la crisis de las subprime ha generado serias dudas sobre el crecimiento mundial y la mayoría de las instituciones públicas y privadas han rebajado sus previsiones, parece difícil, al menos a priori, vender más mercancías en cualquier mercado. No obstante, es cierto que el sector exterior ha ido mejorando poco a poco en los últimos meses.

Las nuevas previsiones de Solbes pueden parecer optimistas, especialmente cuando desde distintos organismos se reitera que todavía es pronto para determinar el efecto que la crisis de las subprime tendrá sobre la economía mundial. Sin embargo, el vicepresidente se ha caracterizado en los últimos ejercicios por su prudencia a la hora de realizar pronósticos que, generalmente, se han cumplido con creces. Esto le ha granjeado una gran credibilidad tanto dentro como fuera de España, y hace pensar que las cuentas del Programa de Estabilidad no son un ejercicio de voluntarismo cebado por la proximidad del optimismo electoral.

Es deseable que Solbes tenga razón, la economía crezca más del 3% y genere 400.000 empleos. Hace una apuesta optimista como director de la política económica; pero las dudas aconsejan, además de transmitir optimismo, dar beneficio a la duda, tal como reconoce en su plan B, en el que admite que el PIB podría crecer un 2,6%. Las cuentas públicas disponen de margen para compensar la pérdida de dinamismo de la inversión. Será bien recibido el gasto público en inversión, así como evitar el desembolso no productivo.

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