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'Prometo oponerme a toda forma de corrupción'

Los estudiantes de una escuela de negocios de EE UU realizan un juramento ético para su futuro profesional.

'Prometo oponerme a toda forma de corrupción'
'Prometo oponerme a toda forma de corrupción'BLOOMBERG

Como alumno de Thunderbird y ciudadano global, prometo que me esforzaré por actuar con honestidad e integridad'. Este es el comienzo de la promesa que los estudiantes de la prestigiosa escuela de negocios Thunderbird (EE UU) realizan desde 2006 en su ceremonia de graduación. Un compromiso para su futuro profesional, de la misma forma que los médicos han realizado históricamente el juramento hipocrático para orientar la práctica ética de su oficio.

El ideólogo de la promesa es el español Ángel Cabrera, decano de la escuela de Arizona. Para él, los graduados en Administración de Empresas deben conocer cuál es el objetivo que la sociedad espera de ellos, igual que los médicos mejoran la salud o los abogados contribuyen a una sociedad más justa. '¿El objetivo es crear beneficio para el accionista? ¿La sociedad crea empresas para eso? No, crea compañías para vivir mejor -asegura Cabrera- y nadie explica a los alumnos cuál es un código de conducta', añade.

La idea nació de un grupo de jóvenes líderes en el Foro Mundial de Davos. Era el momento de escándalos contables como el de Enron en EE UU y Parmalat en Europa. Estos líderes se plantearon que los directivos de cualquier empresa, muchos de ellos con másteres de dirección, en algún momento se deben enfrentar a un problema ético en su acción diaria. 'Los problemas actuales de las empresas son culpa nuestra, de las escuelas de negocio', asegura Cabrera, quien explica que en las últimas semanas se ha producido en EE UU un escándalo al descubrirse que la marca GAP utilizaba niños en el sudeste asiático para la confección de prendas. Los ejecutivos 'saben mucho de finanzas, de marketing, de estrategia, pero no saben qué herramientas utilizar en estos casos', añade.

Los futuros directivos deberían tener la oportunidad de aprender ética de su profesión en los centros de posgrado. Así lo cree Luis Palencia, director del MBA del IESE: 'deben tenerlo presente en cada clase con casos prácticos'. Si en una asignatura de gestión de costes se analiza el cierre de una planta, se debe 'reflexionar sobre que cada número macro es una persona', pone como ejemplo Palencia. Las escuelas españolas no tienen ningún juramento, sino que apuestan por los casos prácticos y el debate en clase. 'Trabajamos más en el desarrollo de una cultura interna a través de los cursos, haciendo énfasis en la interiorización de los valores. Está en nuestro ADN', asegura Alfonso Sauquet, vicedecano de Esade. Sí que disponen, además, de códigos éticos con principios de comportamiento para los alumnos, aunque no para su futuro profesional. 'El juramento es papel mojado, aunque la intención sea buena', opina Sauquet. 'Sólo con un juramento no se hace nada -reconoce Cabrera- pero es un avance'.

'El proyecto personal de Ángel Cabrera es más ambicioso', afirma Max Oliva, del departamento de Gestión del Impacto Social del Instituto de Empresa, institución de la que Cabrera fue decano hasta 2004. 'Su intención es que se extienda entre todas las escuelas', explica Oliva. De hecho el director de Thunderbird ya trabaja con un grupo de Naciones Unidas para divulgar esos principios.

El juramento en la ceremonia de graduación

Como graduado de Thunderbird y ciudadano global, prometo que:

Me esforzaré por actuar con honestidad e integridad.

Respetaré los derechos y la dignidad de la gente.

Lucharé por crear una prosperidad sostenible mundial.

Me opondré a toda forma de corrupción y explotación.

Y seré responsable de mis actos.

Tomando como válidos estos principios, espero poder disfrutar de una reputación honorable y de tranquilidad de conciencia.

Esta promesa la realizo libremente y sobre mi honor.

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