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Trabajo

Londres logra frenar la legislación laboral de la UE

Varios países, liderados por Reino Unido, bloquearon ayer en Bruselas dos importantes directivas laborales: la que establece el tiempo máximo de trabajo y la que regula las empresas de trabajo temporal (ETT). Londres temía el impacto económico y político de esas normas.

La presidencia portuguesa de la UE fracasó ayer en su intento de rescatar las dos polémicas directivas. La que pretende prohibir la discriminación salarial de los trabajadores contratados a través de una ETT estaba aparcada desde octubre de 2004. Y la que establece un máximo de 48 horas semanales de trabajo (que defiende España) llevaba un año sin discutirse. El ministro portugués de Trabajo, José António Vieira da Silva, recuperó los dos textos al mismo tiempo para intentar negociar a varias bandas con los países más resistentes.

Pero las dos directivas se han convertido en un casus belli para el primer ministro británico, Gordon Brown. La prensa de su país asegura que en los días previos al consejo de ministros de Trabajo de la UE, celebrado ayer en Bruselas, Brown telefoneó al primer ministro portugués y presidente de turno de la UE, José Sócrates, y al presidente de la CE, José Manuel Barroso, para expresarles su inquietud.

Algunas fuentes incluso atribuyen a Londres la velada amenaza de que una aprobación de estas directivas pondría en peligro la ratificación del Tratado de Lisboa, el texto que, si entra en vigor, debe cerrar la crisis institucional provocada por la frustrada Constitución europea.

Sin derecho de veto

El temor de Brown se debía a que ambas directivas pueden aprobarse por mayoría cualificada y, por tanto, ningún país tiene derecho de veto. Hasta ahora, Londres había contado con el apoyo de Alemania y Polonia, entre otros países. Pero el cambio de Gobierno en Varsovia hacía peligrar esa minoría de bloqueo.

Con esos tejemanejes como telón de fondo, la presidencia decidió debatir los textos durante una comida de trabajo de los ministros a puerta cerrada. Como resultado, los textos no se sometieron a votación evitando una posible humillación a un Brown acosado en su país por la oposición conservadora y, tal vez, el descarrilamiento definitivo del Tratado de Lisboa. 'Hemos hecho progresos importantes, pero no ha sido posible el acuerdo', aseguró Vieira da Silva tras el Consejo. El portugués mostró su esperanza de que las directivas se aprueben 'durante 2008'. El ministro español, Jesús Caldera, señaló su preferencia por un retraso antes que 'un mal acuerdo que no sirva para proteger los derechos de los trabajadores'.

Las directivas estancadas pretenden mejorar las condiciones de los trabajadores europeos, en un marco que intenta combinar la flexibilidad del mercado laboral con ciertas garantías de seguridad. Para Reino Unido, el país con más cuota de trabajadores contratados a través de ETT y exento de la limitación de 48 horas semanales, las normas lastrarán a las empresas y acabarán con la flexibilidad de su mercado. La Comisión Europea asegura que las ETT no han perdido negocio en los países donde se ha regulado su actividad. 'Al contrario, ha aumentado'.

Brown enseña los dientes en Bruselas

Bruselas observó con aprensión la llegada de Gordon Brown a la presidencia del Gobierno británico poco antes del verano. Pero el antiguo ministro de Economía de Tony Blair, conocido por su displicencia hacia los asuntos comunitarios, está superando incluso las previsiones de los funcionarios europeos más pesimistas.Ayer demostró que no se puede esquivar fácilmente al Reino Unido, ni siquiera incluso en asuntos donde ningún país tiene derecho a veto. Y al menos hasta que se ratifique el Tratado de Lisboa, que es una prioridad absoluta para la mayoría de los Estados miembros, Brown dispone de un arma casi invencible para imponer su criterio: la amenaza de un referéndum en el Reino Unido. Esa posibilidad ya permitió al escocés renegociar a la baja la frustrada Constitución europea. Y ahora sobrevuela cada vez que una iniciativa comunitaria incomoda al otro lado del Canal de la Mancha. De momento, ha servido para que jornada laboral y las ETT sigan sin regulación europea.

Conflictos

Reino Unido se niega a renunciar a la excepción que permite a las empresas de ese país superar las 48 horas semanales.Londres tampoco acepta equiparar los salarios de los trabajadores de una compañía con los de los contratados a través de una ETT.Bruselas ofrece excluir de esa equiparación a los contratos de menos de seis semanas.

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