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Telefónica

Alierta rediseña la cúpula de O2 tras la salida de su primer ejecutivo

Se han juntado deseos en dos direcciones y el resultado ha sido una renovación pactada que complace a todas las partes. Peter Erskine, director general de Telefónica O2 Europa, abandona su cargo dos años después de que la compañía que renovó fuera adquirida por la española. Era lo firmado en el contrato y lo que le permite cobros adicionales, pero a la vez deja a Telefónica manos libres para diseñar una directiva a su medida.

Cuando Telefónica compró O2 se apresuró a prometer que conservaría el equipo gestor y el talento que la había convertido en una presa atractiva para gigantes como la española o Deutsche Telekom, que también coqueteó con una opa. Fijó en dos años el tiempo mínimo que determinadas personas clave debían permanecer e incluso creó un fondo de retención para los 10 principales, dotado con 25 millones de euros para primar su fidelidad.

Los dos años se cumplen dentro de dos meses y para entonces las dos principales personas clave identificadas en el momento de la compra ya no tendrán funciones ejecutivas. El primero en salir fue el máximo ejecutivo de O2 en Alemania, Rudolf Gröger, a quien se le hizo un contrato a plazo fijo por el doble que a sus compañeros, a cuatro años.

El segundo se conoció ayer. Es Peter Erskine, en los últimos tiempos director general de todas las posesiones de Telefónica en Europa fuera de España, pero que será recordado como el artífice del renacimiento del negocio de telefonía móvil de BT, el ex monopolio británico. Erskine asumió el riesgo de pilotar la salida a Bolsa de la entonces llamada mmO2 en plenas turbulencias sectoriales y políticas de noviembre de 2001 y partiendo de una matriz sumida en una profunda crisis. Durante sus seis años de mandato, el ejecutivo logró convertir lo que BT casi consideraba un pasivo en una compañía deseada por los grandes y por la que Telefónica pagó más de 26.000 millones de euros.

Se calcula que Erskine sumó 17 millones de ingresos con la venta de O2

Se dice que Erskine se embolsó 17 millones de euros -varios medios británicos calcularon la cifra con opciones, sueldos y otros conceptos- por la adquisición, así que muchos se extrañaron de que no se retirara a disfrutarlos.

Lo hace dos años después, cuando la integración es una realidad conseguida y se cumple el acuerdo firmado con Telefónica que, de paso, le permite cobrar su parte del fondo de retención y la pensión que tenga acumulada.

Rudolf Gröger, el ejecutivo de Alemania, dejó la empresa por los malos resultados. El caso de Erskine no es comparable. El directivo británico ha considerado que a los 56 años es hora de dejar la primera línea ejecutiva y ocuparse del tiempo libre. Lo hará a partir del 31 de enero próximo, aunque seguirá ligado a Telefónica como consejero no ejecutivo y miembro de la comisión delegada.

César Alierta, presidente de Telefónica, rellenó con sus palabras de despedida buena parte de la versión inglesa de la nota que ayer anunció el abandono de Erskine, algo muy excepcional. 'Tengo personalmente a Peter Erskine en la más alta estima y valoro tanto su extensa experiencia en la industria como su sincero asesoramiento', aseguró.

Pero en Telefónica la salida de Erskine no ha supuesto una ruptura de la estrategia, sino más bien una solución consensuada con beneficios para los dos partes. Erskine es un ejecutivo de marcado carácter comercial y de marketing, hasta cierto punto alejado de los gustos personales de Alierta. Al igual que ha sucedido con el remplazo en Alemania, el nuevo máximo jefe de O2 es un financiero, como también lo son los directores generales de las otras dos grandes filiales de Telefónica, España y Latinoamérica.

Se trata de Matthew Key, que se ha ganado su nueva responsabilidad tras convertir O2 en la operadora líder de Reino Unido y haber ganado la distribución exclusiva del iPhone. Es un hombre considerado de dentro de la compañía, a pesar de que llegó en 2002 procedente de otras multinacionales, así que no se rompe la continuidad prometida y se respeta la idiosincrasia de la filial. Su edad, 44 años, le permite afrontar con energía y adaptabilidad el duro día a día de la competencia en varios de los mercados más competitivos del Viejo Continente y con serios problemas en Alemania.

El resultado es que dos años después de la compra de O2, Telefónica ha diseñado una cúpula directiva a su media para consolidar el desembarco en Europa, donde tiene presencia en Reino Unido, Alemania, Irlanda, República Checa y Eslovaquia. Key supervisará la nueva estrategia mixta de fijo y móvil en una compañía que hasta ahora sólo ha vivido del celular. Y en la filial más conflictiva, Alemania, tendrá a Jaime Smith, un hombre de confianza de Telefónica encargado del reflotamiento.

El nuevo jefe

Matthew Key. Director general de Telefónica O2 Europa

Sólo tiene 44 años, pero su trayectoria de cinco años en O2 Reino Unido le ha servicio para ganarse la plaza de máximo responsable del negocio de Telefónica en Europa -sin España-. Su formación es financiera, así que podrá responder a uno de los principales retos de la filial, mejorar su rentabilidad, menor que en las otras participadas de Telefónica.

Frecuencias 3G en Venezuela y más normas para internet en Perú

Una de cal y otra de arena en la escena latinoamericana para Telefónica. A pesar del discurso del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, la operadora española ha ganado el concurso convocado para adjudicarse frecuencias de móvil adicionales, en la banda de tercera generación. Con ellas, el Gobierno venezolano espera que se mejore la calidad del servicio, pero además permite a Telefónica dar nuevas aplicaciones cuando lo desee.La mala noticia ha llegado desde Perú, donde las autoridades están preparando una nueva regulación para el acceso de los rivales de Telefónica a la red de internet de la operadora española. Según el borrador de la nueva normativa, publicado por varios periódicos locales, Telefónica tendría que reducir un 90% el precio que cobra a sus competidoras por el alquiler de su red.

Europa sentencia que Hutchison 'robó' sus burbujas a O2

Se podría pensar que las burbujas son un tema menor en el negocio de la telefonía móvil, pero éstas en concreto han llegado hasta la máxima instancia de la Justicia de la Unión Europea. Son las burbujas de O2, o más bien, las que Hutchison utilizó en sus campañas de publicidad para salir al mercado británico y que su competidora decía que se parecían demasiado a las suyas y no con una buena intención.Los tribunales de Reino Unido no han sido muy proclives a la postura de O2, hasta que la Corte de Apelaciones remitió el caso al Tribunal de la UE, para conocer la posición comunitaria sobre la publicidad comparativa.La respuesta ha llegado y respalda la posición de O2. Hutchison, dice la institución, usó de forma desleal una imagen distorsionada de las burbujas de O2.

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