José Aranda, seguirás dialogando con los datos
Querido José Aranda. Amigo Pepe. Compañero. Compañero del alma. Con mucha osadía por mi parte, me atrevo a escribir estas breves líneas en una columna que tu bien conoces. No en vano, llevabas más de ocho años colaborando aquí con este diario.
Durante ese periodo has regalado más de un centenar de artículos breves pero de enorme intensidad narrativa y estadística. Gracias a tu talento has descrito de forma inmejorable aspectos demográficos, sociales, económicos o de cualquier otra índole que han acontecido en los últimos años. Tarea, por cierto, nada sencilla, pero gracias a la calidad de tus análisis has permitido aclarar hasta los temas más complicados. Y ahora. Aquí. En tu columna. Te doy las gracias por ello.
Tu trabajo ha engrosado la sabiduría de los lectores de este periódico. También el conocimiento de los trabajadores del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y, de forma especial, queremos darte las gracias por ello con un libro recopilatorio de tus artículos que próximamente editaremos y que, seguro, contribuirá a facilitar las posibilidades de la estadística para el entendimiento de las cosas a las nuevas generaciones de estadísticos.
La pena es que, cuando inconscientemente vayamos a buscar tu columna en Cinco Días, desgraciadamente ya no la encontraremos.
La estadística pública y la estadística oficial te va a estar siempre agradecida. Tu talante de hombre preocupado desde siempre por conocer la realidad, te impulsó desde que ingresaste en el INE a ampliar y mejorar la información estadística española, especialmente en los campos de preocupación social.
Las encuestas de presupuestos familiares, los censos generales de población y vivienda -especialmente el del año 1991, en el que te dejaste una gran parte de tu vida-, tu impulso a la encuesta sociodemográfica y a la encuesta pionera de discapacidades o la encuesta de fecundidad, por citar sólo algunos de los trabajos en los que participaste activamente, llevarán tu huella personal cuando en algún momento se escriba la historia de los últimos años del INE.
Sin embargo, quizás lo más impactante para mí de tu actividad como profesional, como estadístico, han sido tus relaciones con las cifras, con los datos estadísticos, con la información que ellos encierran. Siempre nos decías: 'La estadística es muy agradecida'. Y añadías: 'A los números, a los datos hay que tratarlos con cariño para que te cuenten lo que significan, para que te digan lo que encierran'. Creo, amigo Pepe, que de tanto hablar en los silencios de tus análisis con tablas de datos, cuadros y series, llegaste a una especie de simbiosis con ellos de tal forma que te respondieron. Ellos también te hablaban y te decían y te señalaban lo que llevaban dentro, lo que significaban. Y por eso tú, y tus datos, llegabais a realizar el análisis correcto y acertado sobre la realidad que estabas estudiando. Eras capaz de dialogar con los datos.
Este cariño por la información estadística te permitió, querido amigo, convertirte en un estadístico singular. Gracias a poder hablar y conversar con los datos nos has dejado todo un bagaje de trabajos y estudios que, sin duda, servirán de guía para las nuevas generaciones.
Pero además de la intensa actividad profesional que dedicaste a la estadística pública, también tuviste tiempo, especialmente en los últimos años, de dejarnos varios trabajos dirigidos e incluso elaborados por ti de un valor excepcional. Me refiero a obras como Música y Estadística -elaborado con motivo del 50 aniversario del INE-, como La sociedad española tras 25 años de Constitución o El Quijote frente a la realidad. Una lectura estadística.
En este último trabajo, en el que se hace una revisión de la información estadística que podría derivarse de la obra inmortal de Cervantes, se produce también un hecho que pone de evidencia la intensidad con la que te entregabas a tus trabajos. Llegas casi a identificarte con Cervantes y su personaje, queridísimo paisano tuyo. Como prueba, tan sólo basta con leer los textos en cursiva derivados del Quijote y los otros escritos por ti. A veces resulta difícil saber quién escribió unos y quien redactó los otros.
Gracias por tu obra. Gracias por hablar con los números. Y, sobre todo, gracias por decirnos lo que los datos te contaban. Seguro que ahora, estés donde estés, seguirás dialogando con ellos.
Antonio Martínez. Estadístico, amigo y compañero de José Aranda, que falleció en Madrid el pasado 12 de noviembre