Heredar no es gratis en EE UU
En uno de los episodios de The West Wing (El ala oeste de la Casa Blanca), el presidente, Jed Bartlet, veta la eliminación del impuesto de sucesiones aprobada por el Congreso, pero dos tercios de ambas cámaras amenazan con anular la censura presidencial. Al final, varios legisladores republicanos rompen filas en ese raro acuerdo bipartidista y permiten el veto. El tributo se mantiene.
Aunque la serie de TV está magistralmente basada en las idas y venidas de Washington, en la vida real de estos días las cosas distan de ser como las ha creado el guionista Aaron Sorkin. Para empezar, Bartlet es demócrata y Nobel de Economía. George Bush no. Y en este particular ejemplo Bush está a favor de eliminar el gravamen.
Que el asunto se trate en una serie de televisión es indicativo de lo recurrente que es en Washington. Será una de las cuestiones de la campaña y volvió a resucitarse la semana pasada. El comité financiero del Senado, que revisará la actual legislación en 2008, mantuvo una jornada de comparecencias con defensores y detractores.
Actualmente en EE UU solo se retratan ante el fisco por el impuesto de sucesiones, aquellospatrimonios de más de dos millones de dólares en caso de solteros y de más cuatro millones en caso de fortunas en pareja. El tipo es del 45%. Por debajo de esas cantidades no se tributan las herencias. En 2009 la excepción sube de nivel a 3,5 millones de dólares en el caso de solteros y en 2010 se elimina por un año para todos los patrimonios. En 2011 vuelve la imposición a partir del millón de dólares con un tipo máximo del 55%.
Muchos de los que deben este impuesto consiguen no pagar o reducirlo con cierta planificación fiscal. Los datos del IRS muestran que solo 19.300 personas pagaron este impuesto en 2004. Un 1% de la población.
Según el millonario financiero Warren Buffett, hay que ir a 200 funerales para encontrar una familia que pague este gravamen. Buffett, testificó ante los senadores y lo hizo mostrándose contrario a la eliminación. El financiero, que ha comprometido su extensa fortuna con la filantropía tras su muerte, explicaba que el impuesto impide perpetuar dinastías de dinero. Estas 'aristocracias' están en contra del sueño americano y la meritocracia. Todo un revés para las Paris Hilton del país.
Buffett siempre ha pensado que los más ricos, él incluido, tienen que contribuir más y eliminar este impuesto no hará nada por acabar con las desigualdades en EE UU. George Soros y Bill Gates están con él.
Cuando se defiende el fin del impuesto se habla, como Buffett, de ricos y pobres. Cuando se aboga por su abolición se habla de los derechos de los granjeros y los pequeños negocios. æpermil;stos también tomaron la palabra ante el comité. Entre ellos la familia Sukup, de la rural Iowa, adujo que tenían que liquidar sus negocios para pagar al IRS o hacer costosas planificaciones fiscales para evitarlo.
La eliminación del derecho de sucesiones es improbable. Incluso entre los conservadores hay quienes se oponen. No hay aristocracias en el sueño americano, ni de sangre azul ni de dinero. Lo que es posible es un pacto para racionalizar el actual y caprichoso sistema, y se den excepciones a ciertas empresas familiares.
Se especula con que se acuerde gravar siempre a partir de una cantidad fija y con un tipo que los demócratas quieren en el 30% y los republicanos en el 15%. Si llegaran a un pacto sería de película.