Los planes más conservadores ofrecen rentabilidades históricas pobres
Los planes de pensiones han entrado en la recta final del año, en el curso de la cual se desarrolla la habitual campaña de captación de ahorro, con un entorno de mercados bastante estables, lo que no significa que carentes de incertidumbre. Las gestoras de planes de pensiones han vuelto a poner el acento, a la hora de promocionar la suscripción de planes de pensiones entre los inversores particulares, en los planes de tipo garantizado y, en general, en todos aquellos que minimizan el riesgo para el partícipe. La oferta básica es la de no perder, más que la de apostar por aquellos segmentos del mercado en los que el potencial alcista es históricamente más prometedor.
En esta época en la que muchos inversores tienen que adoptar una decisión porque sus necesidades fiscales les aconsejan asignar una parte de su renta al ahorro en forma de planes de pensiones, no estará de más echarle un vistazo a los datos históricos de rentabilidades. Suscribir un plan de pensiones es firmar un matrimonio financiero de por vida, ya que el dinero debe mantenerse depositado hasta la jubilación, si bien la legislación permite mover el dinero de uno a otro.
Las rentabilidades históricas de los planes son bastante ilustrativas del moderado interés que tienen para el inversor medio algunos tipos de planes, como los garantizados o, más aún, los de renta fija a corto e incluso a largo plazo, ya que estos últimos ocupan la cola de las listas de ganancias en cualquier plazo que se seleccione. En los últimos cinco años, ninguno de estos tipos de planes de pensiones ha logrado superar a la tasa de inflación mientras los planes mixtos de renta fija lo han conseguido aunque por escaso margen y todos aquellos que tienen un componente, parcial o completo, de acciones, logran ese objetivo por amplia diferencia a su favor. Siempre se podrá decir que vivimos una etapa excepcionalmente prolongada de Bolsas en alza, pero de momento es el tipo de inversión que ofrece más garantías.