Europa se atrinchera con los nuevos sistemas de seguridad
El Gobierno francés usará aviones teledirigidos para vigilar los barrios más conflictivos.
La profecía orwelliana se hace realidad y las nuevas tecnologías de seguridad se emplearán en París para vigilar a los transeúntes. Francia se suma así a la euforia que viven otros Gobiernos y las empresas y particulares por los nuevos sistemas de seguridad. La ministra de Interior de este país, Michèle Alliot-Marie, piensa triplicar el número de cámaras de videovigilancia el próximo año. Las calles, las plazas, cada esquina tendrán ojos digitales que archivarán en su retina, esto es, centros policiales equipados con las últimas novedades tecnológicas, cada movimiento del ciudadano. Queda por aclarar si el observado en las 230 ciudades donde se proyecta la medida estará al corriente.
París se suma así a la obsesión por la seguridad que vivió Londres en los años noventa, y que hoy se traduce en la existencia de medio millón de cámaras de vídeo en el área metropolitana. Al margen de la densa red de cámaras en el metro y en los transportes públicos, cada peatón londinense es capturado una media de 300 veces al día. Para Alliot-Marie, los últimos atentados de Londres pudieron evitarse gracias a su sistema de vigilancia a través de vídeos, 'diez veces más desarrollado que el nuestro'.
Durante el salón Milipol, dedicado a 'la seguridad interior de los Estados', celebrado en París a mediados del pasado mes, quedó patente que el ímpetu de los Gobiernos ha calado en el mercado. Unas 950 empresas dedicadas a la seguridad procedentes de más de 44 países presentaron las últimas innovaciones de un ámbito que 'ya no sólo depende del monopolio del Estado y que ha dado lugar a un mercado que hoy está en plena explosión', según explicó el presidente del salón.
El último juguete y estrella de este mercado en auge es Elsa, un avión teledirigido de menos de un kilo de peso capaz de volar 45 minutos, de día o de noche, en un radio de 2 kilómetros. El Gobierno francés lo utilizará para vigilar las 'zonas urbanas sensibles', que en Francia se atribuyen a los barrios de la periferia, en los que predomina la población inmigrante de segunda y de tercera generación, y las manifestaciones. La oposición y los alcaldes de estas aglomeraciones ya han advertido del riesgo de considerar sus municipios como Irak, y exigen 'más policías sobre el terreno y menos máquinas', que temen genere desconfianza en sus políticos.
Otro recién llegado al sector es un sistema de lectura automatizada de matrículas. En él, una cámara y un proyector de infrarrojos instalados en un vehículo de patrulla permiten leer a distancia una matrícula, de día o de noche, y en cualquier circunstancia meteorológica. La biometría atraviesa uno de sus mejores momentos. Sus aplicaciones en el control de la identidad de los ciudadanos ya se extienden a los centros penitenciarios e incluso a las guarderías, para controlar quién deja y recoge a los niños.
Según los expertos, el sector de la seguridad alcanzó 100.000 millones de euros en Europa en 2006. Por su parte, la Comisión Europea ha lanzado un programa de colaboración entre el sector público y el privado para desarrollar la investigación sobre sistemas de seguridad, elevando el presupuesto comunitario a 200 millones de euros, un 1,33% más que en la que destina en la actualidad.