Cooperación energética Rusia-UE
Blindajes recíprocos. El mercado energético se ha convertido en el primer experimento de Bruselas para frenar la entrada de capital con discutido pedigrí en sectores estratégicos. La CE defiende su iniciativa como garantía para el proceso de liberalización en marcha, pero Rusia teme un portazo a sus empresas
El pasado 19 de septiembre, la Comisión de la Unión Europea (UE) propuso imponer condiciones estrictas a la adquisición y tenencia de activos energéticos en los países de la Unión Europea. Estas condiciones están consignadas en cinco proyectos de ley que entrarán en vigor una vez concluya el proceso de aprobación en el Parlamento Europeo, y su promulgación en el Consejo de Jefes de Estado de la Unión Europea.
Por ahora, es prematuro hablar sobre la configuración que adquirirá el entorno energético europeo tras la propuesta legislativa propuesta por la Comisión. Algunos expertos aseguran que ese 'telón energético' que cubrirá a Europa es la repuesta a la aprobación reciente en Rusia de una ley relacionada con los sectores estratégicos que limitan las inversores extranjeras.
Por lo visto, estamos ante una tendencia general. Por una parte, las economías nacionales cada vez son más abiertas, los capitales circulan libremente, las compañías multinacionales operan en los sectores económicos, se producen fusiones y fragmentaciones entre grupos y corporaciones. Pero al mismo tiempo, todavía tienen actualidad y vigencia los conceptos de 'seguridad nacional' y 'capacidad defensiva'.
Hay quien dice que la propuesta de la UE es la respuesta a la ley rusa que limita la inversión en sectores estratégicos
Nuestra experiencia adquirida durante la elaboración del proyecto de ley sobre las normas de las inversiones extranjeras en los sectores estratégicos de Rusia nos permite afirmar que es posible conservar un equilibrio entre la seguridad nacional y el apoyo a las inversiones extranjeras en condiciones claras y previsibles. Una inclinación hacia una u otra dirección aparte de esa línea de equilibrio podría afectar sensiblemente nuestra situación en el mundo. Estamos en contra de listas negras y sólo proponemos a los inversores extranjeros procedimientos claros en relación a los activos 'sensibles'. Confió en que nuestros colegas europeos podrán valorar nuestra postura como es debido.
Por ahora, no puedo suponer cuáles son los temores que obligan a Bruselas a limitar las inversiones foráneas en el sector energético de la Unión Europea. Creo que este asunto únicamente compete a los colegas europeos.
Pero considero muy extraño experimentar temor por el dinero o utilizarlo en dependencia de su procedencia o nacionalidad.
El asunto de transferencia de tecnologías es un asunto más delicado.
Es comprensible que los países interesados en conservar el liderazgo científico tiendan a controlar sus innovaciones tecnológicas. Pero también vemos que existen muchos proyectos de carácter transnacional como la exploración y explotación del yacimiento de hidrocarburos Shtokman, en el mar de Barents, o la cooperación espacial que no pueden realizarse sin la cooperación multinacional. En este caso, lo más importante también es encontrar un equilibrio de intereses.
¿Hasta qué punto los intentos de limitar las inversiones en la Unión Europea afectan el desarrollo de la cooperación industrial y energética entre Rusia y Europa? Una respuesta exacta al respecto es una tarea muy difícil.
Afortunadamente, el mercado global no sólo genera riesgos globales sino también posibilidades globales. Teniendo en cuenta la extensión geográfica, para nuestro país una de esas posibilidades será la cooperación industrial y energética con los países de Asia y con la zona del Pacífico. A propósito, ese vector oriental tiene mucha importancia interna porque esa cooperación permitirá el desarrollo de Siberia Oriental y las regiones rusas del Extremo Oriente.
No obstante, estoy seguro que la Unión Europea es y seguirá siendo uno de nuestros socios clave.
Víctor Jristenko. Ministro de Industria y Energía de Rusia