Bajar impuestos para subirlos
George Bush iba a reformar el código tributario. Para eso había ganado el 'capital político' en la reelección. Pero como muchas cosas en esta administración, ese capital entró en déficit y en este aspecto no hay avances. De esta forma, el legado de Bush consiste en dos rebajas de impuestos, que han favorecido a las rentas más altas, en tiempos de guerra.
Lo cierto es que en ambos partidos se reconoce que la ley tributaria necesita reforma. Se diverge en el cómo.
La razón más acuciante para esta reforma comprensiva es el AMT (Alternative Minimum Tax) un impuesto creado en 1966 con el que la hacienda americana, IRS, trató de impedir que un pequeño número de gente muy rica usara todas las deducciones y recortes fiscales posibles para conseguir eliminar sus obligaciones con el fisco. El AMT no se actualiza con la inflación y cada vez amenaza a más contribuyentes de clase media lo que está lejos de su objetivo.
Se puede eliminar, y es algo que quieren todos los políticos, pero eso significa que de las proyecciones de ingresos hay que restar 800.000 millones de dólares en la próxima década, algo a lo que es muy difícil de renunciar y más teniendo en cuenta el déficit con el que se encara la costosa jubilación de los baby boomers.
En los últimos años, y para paliar sus efectos, el Congreso ha puesto parches temporales. Ahora lo hará de nuevo para que no se pase de los actualmente cuatro millones de contribuyentes afectados a 25 millones cuando se cierren las declaraciones de la renta de 2007. De momento es una propuesta del comité de la Cámara de Representantes que lidia con el tema impositivo. Presidido por el demócrata Charles Rangel, el comité propone una moratoria del AMT que cuesta 51.000 millones en los próximos 10 años a cambio de, entre otras cosas, los actuales recortes fiscales y una revisión de lo que abonan los gestores de fondos que hasta ahora se trata como plusvalías de inversión y no como ingresos que son.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, admite que sin moratoria los afectados pagarán una media de 2.000 dólares más, no obstante cree que la propuesta de Rangel es una subida de impuestos, que será difícil que pase porque es 'malo para la economía'. (George Bush padre y Bill Clinton subieron los impuestos y la economía no se hundió). Paulson no explica en su crítica si se puede compensar la pérdida del AMT sin subir impuestos.
Pero desde luego, el pase es difícil porque han de aprobarlo la Cámara en pleno y el Senado donde las sensibilidades son distintas.
Aunque la propuesta levanta muchas ampollas, Rangel es muy pragmático y no solo la quiere sacar adelante sino que hace una semana presentó una propuesta de reforma tributaria que eliminaba el AMT a costa de, entre otras cosas los recortes fiscales de Bush y la subida de impuestos a las clases más altas.
Ni siquiera en el partido demócrata han querido abrazar la propuesta.
Fuera de la arena política, entre los sectores más liberales, no se considera una locura. Es más, Robert Rubin, ex secretario del Tesoro con Bill Clinton y ahora alto cargo de Citigroup afirmaba que 'es el comienzo de una discusión'.
Quizá poco oportuna en estos meses preelectorales, en los que incluso los candidatos que subieron impuestos siendo alcaldes y gobernadores prometen rebajas. Ya llegará el tiempo de olvidar las promesas.