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El consenso político hace más grande el Museo del Prado

Con la reforma de Moneo, la pinacoteca madrileña gana más de 15.000 metros cuadrados

El consenso político hace más grande el Museo del Prado
El consenso político hace más grande el Museo del PradoMANUEL CASAMAYâN

La confrontación política diaria se dio ayer una tregua gracias a la cultura. La inauguración oficial de la ampliación del Museo del Prado unió a los políticos de distintas épocas y Administraciones entorno a 'una de las grandes instituciones que nos identifican como pueblo', según recordó en su discurso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. 'Más que un gran día para el museo, es un gran día para España', añadió. Con talante de consenso recordó a todos los que habían hecho posible la reforma. No se olvidó de los 'dos gobiernos diferentes' que la han llevado a cabo y de la necesaria colaboración local y autonómica.

Y es que no ha sido fácil ni breve ver la obra definitiva del arquitecto Rafael Moneo. En 1994, el gobierno socialista de Felipe González, con Carmen Alborch como ministra de Cultura, decidió que había llegado la hora de renovar el edificio de Juan de Villanueva. Los 28.600 metros cuadrados de la pinacoteca inaugurada en 1819 eran escasos. En 1995 el plan recibió el visto bueno del arco parlamentario. El Gobierno popular de José María Aznar fue el encargado de llevar el peso de la reforma encargada a Moneo. Y con ella las críticas por la inclusión del claustro de la colindante iglesia de Los Jerónimos dentro del proyecto. Doce años de replanteamiento y 152 millones de euros de un proyecto culminado por el Gobierno Zapatero. 'Han sido años complejos, de intensos esfuerzos y muchas ilusiones', expresó ayer el Rey Juan Carlos.

El claustro de Los Jerónimos se ha convertido finalmente en la parte más emblemática de la ampliación. Don Juan Carlos, la Reina Sofía y los Príncipes de Asturias se asomaban ayer por el lucernario del claustro, que ilumina las salas donde desde hoy se puede disfrutar de la colección de pintura española del siglo XIX.

Minutos antes, justo en la parte inferior del lucernario, los Reyes y Zapatero se fotografiaban delante del cuadro Fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert. Los personajes de una docena de cuadros de gran formato, hasta hoy ocultos en los almacenes del Prado, eran testigos del interés para los más de 400 periodistas acreditados, en un ensayo de la apertura gratuita hasta el 4 de noviembre.

Al privilegiado recorrido de los nuevos 15.175 metros cuadrados -con el director del museo, Miguel Zugaza, y Moneo como guías- se sumaron la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre y el alcalde de la capital, Alberto Ruiz Gallardón. Una solitaria Alicia Moreno, concejal de Las Artes, cerraba la comitiva. Moreno se quedó embelesada con un retrato de la legendaria actriz María Guerrero, que, tal vez, le recordaba a su madre, Nuria Espert, otra gran dama de la escena.

El mundo empresarial también se dio cita en el acto. Tanto Zapatero como el Rey resaltaron la importancia de las donaciones privadas en la historia del museo. Allí estaban presentes Francisco González (presidente del BBVA) y Jaime de Marichalar (presidente de la Fundación Axa Winterthur). Estas dos entidades junto a Telefónica son los grandes mecenas de un museo que quiere seguir creciendo. El Rey animó a que esta 'ampliación no sea el puerto de arribada, sino el de partida de una nueva etapa'.

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