La falta de liquidez ahoga al Levante
La recalificación rápida del estadio es la única salida para la crisis
No es que vaya el último en la clasificación con un solitario punto. La situación en el Levante UD, el segundo equipo de la ciudad de Valencia que milita en primera división, es mucho más grave en lo social que en lo deportivo. La entidad, propiedad de Pedro Villarroel, se enfrenta a una deuda superior a los 50 millones de euros y a un problema de tesorería inminente. Desde hace meses, el Levante lleva pagando a sus empleados, incluidos los jugadores, con pagarés que, vencido el plazo, no se hacen efectivos. Algunos jugadores han tenido que hacer frente a pagos por la devolución de las letras que ya habían cobrado.
La situación del Levante, como ocurre con tantos clubs en España, tiene una solución vinculada al urbanismo. Y es ahí donde se agarra la entidad para encontrar una salida. Villarroel, -que desde hace unos meses no preside el club, aunque sigue siendo el dueño-, presentó el pasado mes de abril un proyecto para construir un nuevo estadio y aprovechar el suelo sobre el que se asienta el Ciutat de València para construir pisos. Es una operación calcada a la realizada por el Valencia CF, que contó con el apoyo de las administraciones públicas, especialmente del Ayuntamiento de Valencia, que incluso aumentó la edificabilidad de la parcela para que el club obtuviese mayores ingresos.
Pero al Levante no se lo están poniendo tan fácil, algo de lo que se quejó la afición del club granota en el partido del pasado sábado. El poco entusiasmo del consistorio valenciano en el caso del Levante contrasta con el proceso del Valencia, y el club ve un agravio comparativo que le puede provocar problemas.
Y ya lo está haciendo, de hecho. Las entidades financieras no ven en el Levante un club fiable. Ni Bancaja, a quien se recurrió en un primer momento, ni Ruralcaja, ni otras cajas de ahorros como La Caixa, han aceptado de momento conceder al club el préstamo de 24 millones de euros que necesita la entidad para cubrir los 36 millones de presupuesto para la presente temporada. Villarroel puede estar buscando el dinero fuera de España. Y es que sin liquidez y ante nuevos vencimientos de pagarés, el Levante puede verse abocado a recurrir al proceso concursal.
El Levante presenta como aval el suelo del estadio, pero los bancos no acaban de verlo claro. Y desde luego, no vale lo mismo el suelo de un campo de fútbol, que mientras no se recalifique, siempre tendrá que ser un campo de fútbol, que un suelo urbanizable. Posiblemente, las entidades financieras aceptaran ese aval si hubiera algún compromiso político de proceder a la recalificación. No sería la primera vez que el Levante logra que le recalifiquen parte de su suelo. Hace unos años, el Ayuntamiento cambió el uso de un solar anejo al estadio, donde se está construyendo en estos momentos, por el que el club ingresó unos 52 millones al venderlo a una constructora.
El club espera transformar en viviendas los 46.000 metros cuadrados de techo que lograría el club por recalificar el suelo. Eso le aportaría unos 165 millones de euros, y un beneficio neto de 100 millones de euros.
La salida de Pedro Villarroel del Levante UD parece cada vez más próxima. El máximo accionista de la entidad, un empresario que ha hecho buena parte de su fortuna con una empresa de gestión de cobros para distintas administraciones públicas, no ha querido, de momento, sentarse a negociar su marcha del club, pese a que ha anunciado que lo tiene en venta. Todo apunta a que Villarroel pide demasiado dinero por un equipo por el que se habrían interesado varios empresarios valencianos, la mayoría vinculados al sector de la construcción.
La salida de Pedro Villarroel del Levante, al que lleva vinculado 25 años, puede ser una pieza clave para desbloquear la situación, ya que las administraciones implicadas verían con buenos ojos otros dueños del Levante UD.