La nueva Endesa echa a andar
En los 63 años de vida de Endesa no ha habido ningún periodo tan convulso como estos dos últimos años. Sólo la privatización, completada en 1998 tras una década, se puede equiparar a la transformación experimentada desde que en diciembre de 2005 se abrió un largo y, en muchos momentos difícil, proceso que culminó ayer con la entrega de las llaves de la compañía a sus nuevos dueños, el grupo español Acciona y el italiano Enel. La batalla por Endesa deja una larga retahíla de acontecimientos, muchos de los cuales deben ser aún desgranados en profundidad, que han puesto sobre la mesa la necesidad de mejorar la regulación, nacional y comunitaria, y la urgencia de nuevas dosis contra el virus del intervencionismo.
Por fortuna, en el palmarés de esta larga disputa figuran como ganadores los accionistas. Baste para ello examinar el precio ofrecido por la primera oferta hasta los 40,16 euros pagados en su opa por Acciona y Enel, que con las primas y los dividendos duplicó al primero. Es innegable que el abanderado de esta revalorización ha sido el presidente saliente, Manuel Pizarro, y así se le ha de reconocer. Pizarro mantuvo con firmeza sus principios a lo largo de la larga batalla por Endesa y ha sabido hacer la transición con los nuevos propietarios de la eléctrica con elegancia y discreción.
Estos comienzan ahora un periodo de cohabitación en el que se van a poner a prueba sus habilidades. Dando por supuesto que la vocación expresa de permanencia de Acciona en el accionariado sea a largo plazo, el reto más importante es cómo funcionará un matrimonio de conveniencia de una pareja tan heterodoxa. Una empresa familiar como Acciona, poco acostumbrada a compartir decisiones con socios, deberá hacerlo con un grupo controlado por el Estado italiano. Acciona ha movilizado a sus mejores hombres, mientras Enel se hizo ayer con una vicepresidencia ejecutiva que no estaba en el guión. La transición que se inicia, en la que Rafael Miranda está llamado a jugar un importante papel, servirá para testar la compatibilidad de los socios.